El domingo 1 de junio de 2025 se suscitó una jornada electoral inédita. Se votó para elegir ministros, magistrados y jueces. Esto con base en la reforma al poder judicial que entró en vigor a partir del 16 de septiembre de 2024, después de un proceso bastante tortuoso para que se aprobara en ambas cámaras, y no sin que la propia Suprema Corte, sin estar facultada para ello, intentara boicotearla.
La acumulación de atropellos, tales como liberación de criminales peligrosos, narcotraficantes, violadores y asesinos, así como recurrentes concesiones de amparos a delincuentes de cuello blanco y evasores de impuestos como Ricardo Salinas Pliego o recientemente el ex cardenal Norberto Ribera. El que estas y otras flagrantes fallas del sistema de justicia mexicano salieran a la luz propició un hartazgo social que fue escuchado por AMLO sobre el final de su sexenio, para que Claudia Sheinbaum continuara con lo que se denominó “Plan C”. Desde la concepción hubo varios obstáculos, como el presupuesto del INE, la muy tímida campaña para promover el ejercicio, así como un proceso en el que los candidatos tenían muy poco margen para hacer campaña.
Por su parte, y conforme se acercaba la elección, una caterva de medios tradicionales encabezada por TV Azteca, y con Ricardo Salinas Pliego como cabeza visible, inició su propia campaña para disuadir a la población de votar en la jornada electoral que se llevaría a cabo el 1 de junio. Monigotes televisivos de traje y corbata se dedicaban a menospreciar a los ciudadanos y potenciales votantes por medio de un discurso que a todas luces era antidemocrático. Incluso, Pedro Ferriz Hijar, desde la comodidad de su cuenta de X, llamaba a sus seguidores a boicotear la elección impidiendo por medio de la violencia que se colocaran las casillas. Otros viejos francamente enfurruñados, como Raymundo Riva Palacio y Leo Zuckerman, igualmente mostraban su apatía y su desdén por el ejercicio democrático.
Y aunque ciertamente era de cierto modo confusa la manera en que el ciudadano tenía que acercarse a los perfiles (a través de un sitio web) y la propia elección implicaba llenar entre 8 y 12 boletas con los números del candidato o candidata específicos; la invasiva campaña de disuasión, que no debió salirles barata a Salinas Pliego y compañía, llegó a hacer mella en el electorado, puesto que nos volcamos a las urnas solo un 13.32% del padrón total. Sin embargo, y aunque el plan de estos malévolos personajes era que de plano nadie saliera a votar, para luego acusar falta de legitimidad, el resultado de la elección es vinculante sin un mínimo de votantes requerido. Así quedó inscrito en la ley.
Otro aspecto en que, al menos a nivel ciudadano, la elección fue calificada como poco menos que perfectible, fue en cuanto al resultado. Muchos de los ciudadanos consumidores de contenidos políticos en redes sociales (he ahí el sesgo) hicimos nuestros propios acordeones a manera de guía con miras a la elección. En muchos de ellos figuraban sí o sí tres personajes que son muy habituales en estos espacios: César Gutiérrez Priego, Isaac de Paz (a quien pude sacarle amena entrevista: https://acortar.link/coTQnC) y Federico Anaya. Sobre estos perfiles nos informamos y comenzamos a apoyarlos. Las encuestas que aparecían en diversos espacios los daban como punteros.
Al día de la elección, con una afluencia menor a la esperada, fue evidente a la postre que la estructura de Morena, entre la cual se distribuyeron acordeones en una versión distinta a la nuestra, tomó ventaja y priorizó la elección de perfiles que no precisamente eran los que se barajaban entre las audiencias de Sin Censura, Manuel Pedrero, Los Reporteros, El Chapucero, etc. Al no volcarnos masivamente a votar como en 2024 y dejarnos disuadir por la supuesta complejidad y las truculentas voces de gente como Alatorre, Villalvazo, Loret y demás subcriaturas, dejamos la elección en manos de todas aquellas personas a quienes se instruyó de manera institucionalizada para elegir a candidatos específicos. Tal fue la sorpresa de muchas personas, que en un principio se acusaba fraude, pero la genuina explicación es esa y no hay vuelta de hoja.
Y para hacer competencia mediática e incluso tratar de invisibilizar la elección, aquellos malvados seres que se llenan la boca de decir que “aman a México”, “les preocupa México”, “seremos Venezuela” y demás ridiculeces, organizaron una marcha del Ángel de la Independencia al Monumento a la Revolución durante la mañana de ese mismo domingo. Culminaron con un mítin que refleja el estado deplorable de su movimiento, puesto que el principal orador fue el esperpéntico Carlos Alazraki, cuya fotografía del momento lo hizo una vez más blanco de burlas y memes por la descomunal prominencia de su panza mientras clamaba que México es una dictadura. Asimismo, compañeros como Ely TV y Máximo Allende recogieron auténticas joyas de histrionismo y fanatismo por parte de ciudadanos desinformados y no precisamente fifís, que acudieron para “salvar a la patria” motivados por las sentidas arengas de Ferriz de Con, Brozo o del propio Alazraki, cuya voz representa el trabajoso crujir de la maquinaria neoliberal dando sus últimos respingos.
Por supuesto que muchos aspectos de la elección son mejorables. Es la voz de los ciudadanos la que debe ser escuchada ahora por el INE para que todo esto mejore. En civilidad y con gran madurez, incluso quienes no votaron han aceptado cabalmente los resultados. Por otro lado, se han desatado los ataques racistas contra Hugo Aguilar por haber sido electo presidente de las Suprema Corte de Justicia de las Nación y por su origen mixteco, bajo la estereotípica e infundada creencia de que pertenecer a una minoría étnica es sinónimo de “poca preparación”, que ya de por sí fue uno de los bulos que anteriormente se habían difundido, como un infame spot del PAN en el que se decía que todos los candidatos, sin tomar en cuenta experiencia ni escolaridad, serían designados por tómbola. Contra todo esto seguiremos luchando algunos en el estercolero de la red X; tierra sin ley.
Perfectible y mejorable la elección en diversos aspectos, pero a la vez ilusionante, porque somos punta de lanza a nivel mundial y porque actualmente tenemos un gobierno que le es fiel al pueblo y que ha logrado una simbiosis ideal que ya no es letra muerta en la Constitución. Otra cosa ya es el inquietante proceso de descomposición que sufre Morena. Sobre eso ya he escrito antes, pero no debemos dejar ese tema en paz. En las urnas, en las redes y en el ámbito que sea necesario, los ciudadanos que seguimos luchando por el cambio debemos seguir siendo escuchados.
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