“Y ahora, ¿qué va usté a hacer?”.
“¡Triunfar!”. El Libertador
respondió con loca fe.
“A Bolívar”, Carlos Pellicer
2018. ¿Qué hace a una persona dejar todo por alcanzar la meta? ¿Cómo puede un líder social recorrer el país varias veces, durmiendo y comiendo en donde Dios le dé a entender? Andrés Manuel López Obrador vio lo que ningún mexicano pudo ver: todos los paisajes, todos los climas; supo cómo vive la gente del México profundo, cuál es su realidad. Recorrió a ras de tierra todos los municipios, uno por uno, por caminos de asfalto y terracería. Dialogó con personas de todas nuestras culturas, y sobre todo conoció la pobreza, esa que a veces no podemos ni imaginar. El ahora expresidente de México sabía muy bien que todo eso y lo que vendría después iban a valer la pena.
Tal vez esta anécdota, narrada por Antonio Pérez Garibay, diputado por Morena, precandidato a la gubernatura de Jalisco y padre del piloto Checo Pérez, nos ayude a entender la tenacidad de López Obrador. Todo comienza en un viaje a Huejuquilla, Jalisco, un municipio serrano que colinda con Zacatecas, un poblado muy humilde y con las calles hechas trizas. Por ahí no pasó Dios, solíamos decir de aquellos lugares cuyas casas a medio hacer tenían techos de lámina o cartón. El adolescente que fui conoció de ello cuando, harto de la vida, tomaba cualquier camión hasta su terminal y luego caminaba y caminaba hasta donde el destino y los zapatos alcanzaran. La Ciudad de México en los primeros años de la década de los setenta tenía aún muchas deudas con el pueblo.
“Llegamos en camioneta, porque antes los candidatos a la Presidencia llegaban en helicóptero a los eventos. Todo maquillado. Él y yo en camioneta, yo manejando mi Suburban, César Yáñez con nosotros, y en Huejuquilla cuando nos dan las habitaciones para dormir dices ‘Dios mío’. Nos dieron llave por educación, pero la puerta, movías la chapa y se abría… Para él era normal. Nos dan las habitaciones y el baño de mi habitación […]. Era deprimente. El candidato no reclamó. Llegamos a las dos de la mañana manejando desde Guadalajara. Muy feo que estaba, y le pregunto: ‘Licenciado, ¿a qué horas nos vemos en la mañana para ir al mitin?’. ‘Nos vemos a las seis ya desayunados’. ‘Licenciado, son las dos de la mañana’. ‘Sí, está bien. Alcanza una hora para leer un libro…’.
Cuando vamos al acto, andaban dos niños alrededor de él y todos nosotros atrás, parados. Y la niña, con una hojita negra, le decía: ‘Si no te comes esto, mi mamá te va a dar el té que no te gusta’, y el niño corriendo, y nosotros pensando que los papás estaban sentados en el mitin. Y la niña corriendo y gritando alrededor de Andrés […]”.
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1991. El joven López Obrador no para. Vaya que ha caminado, y ahora le toca hablar.Durante el éxodo por la democraciaorienta su discurso hacia la unidad.Esa unidad que nos legó y que tres décadas después es posible constatar en un nombre y un encumbramiento: Claudia Sheinbaum Pardo, presidenta de México.
A un lado de él, Superbarrio deja ver lo interesante de nuestra idiosincrasia. Al otro lado están Cuauhtémoc Cárdenas y Porfirio Muñoz Ledo. “¿De dónde salió este muchacho? ¿Por qué tendrá tanto arrastre entre la gente?”. Tal vez eso está pensando Muñoz Ledo, el instruido político que ya había sido líder del PRI y secretario de Estado. Cuauhtémoc solo mira al joven tabasqueño con una envidia que parece quemarle los pies, como a su homónimo, el emperador azteca.
“La Alianza Nacional Democrática –advierte el joven AMLO– pretende ser la unión de todos quienes en municipios, estados, regiones, en el Distrito Federal y a nivel nacional, hoy se encuentran movilizados y en protesta contra un régimen que ha decidido llevarlos a la miseria y reprime sus protestas amparado en la interpretación represiva de la legalidad existente. Esta alianza nacional democrática tiene que ser un movimiento donde todas las banderas y todos los liderazgos quepan […]. No podemos seguir luchando solos, desunidos y por lo tanto debilitados. No saquemos a relucir diferencias. Unámonos en torno a lo que coincidimos […]. No le hagamos el juego al gobierno. Actuemos todos con madurez, con responsabilidad y patriotismo, que el tiempo del cambio está maduro en el pueblo. No perdamos la oportunidad de salvar a la nación”.
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2018. “Cuando se termina el mitin, Andrés toma a la niña y le pregunta: ‘¿Dónde están tus papás?’. ‘No, mi mamá está al otro lado’. O sea que vivían en la casa de al lado a donde era el mitin. Va Andrés con la señora y le dice: ‘A ver, señora, ¿cuál es el té que le da al niño que no le gusta si no se come la hojita?’. La hojita negra eran unas algas como las de sushi. ‘¿Cuál es el té que no le gusta?’. Entonces saca una coladera y le pone tierrita. Y le dice: ‘Es el té de tierra’. ‘¿Cómo que té de tierra?’, dice Andrés. ‘Sí, es lo que le doy al niño’. Saca la coladera y una olla caliente en leña, de esas ollas de barro, toda quemada y pone a calentar el agua y le pone tierrita, sin azúcar, sin nada. ‘Oiga, señora, ¿y para qué le da ese té de tierra o el alga al niño?’. ‘Es que el niño no trae nada de alimento y se les pegan los intestinos, y se mueren’.
Nos hizo que bajáramos todo lo que traíamos: panes, lonches, refrescos y los dejáramos ahí, y les dejó un dinerito.
Siempre Andrés cuando viajábamos traía su computadora, siempre veía lo del siguiente evento, veía la agenda, y ese día recuerdo que agarró la computadora y la aventó al suelo de la camioneta, se le salieron las lágrimas y dijo a todos los que estábamos en la camioneta. [Silencio total]. ‘¿Ya ven por qué no le podemos fallar a esta gente?’. Ese es Andrés. A mí no me lo platicaron. Ese es Andrés”.
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En ¡Gracias!, el libro de López Obrador, la palabra pobre o las derivadas de ella aparecen 220 veces. Bien dice la presidenta de México, Claudia Sheinbaum, citando a George Steiner, que lo que no se nombra no existe, y solo lo que se palpa y se siente se puede combatir. Así lo hizo Andrés Manuel cuando sacó de la marginalidad a nueve millones y medio de compatriotas, más los que se vayan acumulando.
Hacemos comunicación al servicio de la Nación y si así no lo hiciéramos, que el chat nos lo demande.
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