Las estrategias para alcanzar la impunidad iniciaron con provocaciones verbales, uno de los primeros fue Felipe Calderón, quien, una vez dado a conocer el resultado de las elecciones de 2018, comenzó una serie de insultos contra Andrés Manuel López Obrador.
La táctica brillante del ex usurpador consistía en hablar por todos los medios y hasta por los codos del Presidente, porque a la hora que llegara la justicia a aplicar la ley, pudiera decir, dentro y fuera del país, que era un perseguido político, debido a sus críticas” difundidas muchas veces en espacios pagados o a través de sus vocingleros que todavía transmiten Radio Fórmula. El Universal o Reforma.
Posteriormente el usurpador da la orden a sus escribanos para que hagan lo mismo, provocar censura ante el cúmulo de insultos y mentiras. Así, quienes tenían cuentas pendientes con la ley, como delincuentes comunes y funcionarios corruptos, podían caber en la consigna de represión a la libertad de expresión., nunca le hicieron caso y sólo perdieron credibilidad.
Comunicadores y funcionarios, líderes y militantes de la oposición hacen énfasis en la descalificación, incluyendo mentiras para justificarla, para alcanzar la impunidad acostumbrada. Toda una estrategia que de tanto repetir se hizo obvia.
La búsqueda desesperada de cargos, puestos y candidatura habla de la urgente necesidad de inmunidad ante el cúmulo de delitos que han cometido, ejemplos hay muchos en todos los partidos Guadalupe Naranjo, quien fuera representante de Francisco García Cabeza de Baca en la CDMX; Jorge Romero, líder del cartel inmobiliario; Xóchitl que realizó tareas empresariales siendo senadora; Santiago Taboada, miembro activo del cártel causante de muertes por sus corruptelas; Ricardo Anaya, impulsor de la reforma energética, lavador de dinero; Santiago Creel, subastador de permisos para casinos; Enrique Vargas, golpeador de mujeres; Alito, quien hipotecó los edificios de su partido para seguir robando; etc.
A quien fuera la candidata a la Presidencia de la República se le atribuye una serie de delitos que van desde el uso indebido de la administración pública hasta la violencia política de género, acciones que no sólo debieran tenerla no sólo inhabilitada sino en la cárcel; sin embargo, desde el expresidente López Obrador hasta la actual mandataria Claudia Sheinbaum, han sido muy cuidadosos en no castigarla, a ella y sus similares, como debiera ser, para no darle pretexto a toda la derecha de utilizar la aplicación correcta de la justicia como arma para aparentar persecución política.
Algunos medios de Estados Unidos destacarían insistentemente la intención de castigar a la ex candidata a la Presidencia y no por sus delitos comprobados, sino por “no pensar igual” que la gente del gobierno, lo cual movería muchos grupos fascistas del mundo entero en favor de Xóchitl victimizándola. Se convertiría en la Corina Machado, pero con retraso mental.
Aquí, la oposición sale ganando cualquiera que sea la decisión del gobierno. Si se aplica la ley tiene mártires que puede desatar no sólo un aumento en las simpatías de la derecha clasemediera sino hasta un golpe de Estado, si los políticos delincuentes conservadores siguen en la impunidad, como siempre ha sucedido, la debilidad del gobierno queda en evidencia.
La administración pública, el nuevo Poder Judicial, la Presidenta, Morena y la 4T están entrampados con este grave problema al que debe darse solución cuanto antes. No sólo puede mostrarse la maniquea imagen entre tontos o autoritarios, ambigüedad que los conservadores han tratado de ver como las dos únicas dos caras de una moneda de la política mexicana, sino colocar una serie de incidentes como moneda en el aire con una parte del capital político.
La revolución de las conciencias, reducida al Instituto Nacional de Formación Política, todavía no ha permeado lo suficiente como para asimilar que vientos como éstos no afecten la estabilidad política del Movimiento en el poder, puede que, suceda lo que suceda, no impulse ninguna reacción importante o bien puede, con ayuda de conservadores dentro y fuera del país, intentar descarrilar la 4T a sangre y fuego.
Hacemos comunicación al servicio de la Nación y si así no lo hiciéramos, que el chat nos lo demande.
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