Este martes, la presidenta electa de México, Claudia Sheinbaum, respondió a los recientes señalamientos de Ernesto Zedillo, quien criticó la Reforma Judicial impulsada por el gobierno, calificándola como un riesgo de autoritarismo y fin de la República. Sheinbaum rechazó estas afirmaciones, señalando que Zedillo representa “la corrupción y los privilegios”, destacando que aunque tiene derecho a opinar en un país democrático, su argumento resulta contradictorio. La reforma busca democratizar el Poder Judicial permitiendo que jueces, magistrados y ministros sean elegidos por voto popular, lo que fortalecería la transparencia y el acceso ciudadano a la justicia.
“Es una contradicción. Lo que planteamos es que hoy el Poder Judicial tiene mucha corrupción y nepotismo y no representa a los intereses de las y los mexicanos”
Sheinbaum también cuestionó la legitimidad moral de Zedillo en temas económicos y políticos, recordando el caso del FOBAPROA, un programa que convirtió la deuda privada bancaria en deuda pública durante su mandato. La presidenta electa subrayó Zedillo, como figura política, simboliza el poder económico y político del pasado, algo que su gobierno busca superar con reformas que beneficien a la ciudadanía. Sheinbaum reiteró que su lucha siempre ha sido por la democracia, un valor que ella y su equipo defienden desde hace décadas.
“Ellos representan un poder económico y político que es del pasado, y nosotros no somos autoritarios, si por algo luchamos toda nuestra vida es por la democracia. Yo luché desde jovencita por la democracia. Luchamos desde el 88, ¿cómo vamos a querer, ahora que accedemos a la presidencia, el autoritarismo?”
El FOBAPROA, la herencia de Zedillo
El FOBAPROA (Fondo Bancario de Protección al Ahorro) fue creado inicialmente durante el gobierno de Carlos Salinas de Gortari (1988-1994) para enfrentar la deuda privada de la banca comercial. Sin embargo, fue durante el mandato de Ernesto Zedillo (1994-2000) cuando este mecanismo se utilizó para enfrentar la grave crisis económica de 1994. A raíz de la devaluación del peso frente al dólar y la consecuente inflación, miles de empresas quebraron y los bancos quedaron sin capital, lo que provocó que Zedillo recurriera al FOBAPROA para rescatar al sector bancario.
El rescate bancario, que ascendió a 552 mil millones de pesos, equivalentes al 15.8% del Producto Interno Bruto (PIB) en ese momento, fue pagado por el Estado mexicano. Este plan convirtió la deuda privada en deuda pública, lo que significó que los contribuyentes mexicanos asumieran la responsabilidad de pagar dicha cantidad a lo largo de las generaciones. Los banqueros beneficiados por este rescate fueron seleccionados, y el gobierno compró carteras de crédito vencidas y entregó recursos en efectivo para estabilizar el sistema financiero. Sin embargo, quienes sufrieron más fueron los ciudadanos y pequeños empresarios, que quedaron desprotegidos ante la crisis.
Hasta la fecha, se estima que el FOBAPROA seguirá siendo pagado por los mexicanos durante al menos 70 años más. El monto actual de la deuda asciende a 901 mil 700 millones de pesos, lo que se traduce en una carga de aproximadamente 9 mil 523 pesos por persona en el país. Este controvertido rescate bancario es considerado uno de los mayores ejemplos de políticas que favorecieron a las élites financieras a costa del pueblo, y sigue siendo un tema de debate cada vez que se cuestiona la ética de la administración de Zedillo.
Comentarios