Categoría: René González

  • Los Flores Magón y la Constitución de 1917

    Los Flores Magón y la Constitución de 1917

    Las convicciones políticas y principios que sostuvieron los hermanos Jesús, Enrique y Ricardo-hasta sus últimas consecuencias-, fueron el principal legado que recibieron de sus padres:  Teodoro Flores y Margarita Magón. Durante la intervención francesa, la pareja se conoció entre la polvareda letal del sitio de Puebla (1863) y coincidieron en esa cita histórica como fervientes partidarios de la defensa de la República; más tarde -siendo ambos viudos-, se juntaron en la comunidad de San Antonio Eloxochitlan, en los límites de Puebla y Oaxaca, y tuvieron a sus tres hijos varones. Sin salir de la pobreza material, llevaron desde pequeños a sus hijos a vivir a la Ciudad de México, donde tuvieron la oportunidad de estudiar, posibilidad que no existía en la región mazateca.

    Por la raíz india de su padre y por la firmeza de su madre, ellos crecieron en una familia que siempre reivindicó pertenecer al pueblo oprimido, no es extraño que sus hijos se sintieron orgullosos de estas raíces populares. Al tiempo que estudiaron leyes para defender al pueblo, su padre un veterano partidario de la causa liberal de Benito Juárez, reivindicó el origen indio de su cultura política y les enseñó a sus hijos a apreciar los valores comunitarios que despreciaban la vulgar acumulación de riqueza y buscaban en todos los actos de la vida el bienestar colectivo. Éstas fueron sus convicciones más profundas, mismas con las que comenzaron a unirse a las manifestaciones estudiantiles en contra de las continuas reelecciones de Porfirio Díaz, y con las transitaron a practicar el periodismo como táctica de lucha para denunciar a la dictadura.

    En 1892, el joven Ricardo cayó por primera vez en la cárcel, casi al mismo tiempo que comenzó a redactar artículos de denuncia en El Demócrata de Joaquín Clausell. Más tarde, los hermanos Flores Magón fundaron su propio diario: Regeneración, hasta que fue clausurado y pasaron aparticipar activamente en El Hijo del Ahuizote que ilustraba el maestro José Guadalupe Posadas. Desde la redacción denunciaron: “La Constitución (de 1857) ha muerto” y arreció la persecución contra ellos y se sumaron más estancias en la cárcel; hasta que abiertamente se prohibió la publicación de cualquier texto firmado por los hermanos Flores Magón, o la impresión de cualquier periódico en contra del régimen.

    El exilio fue obligado para salvarse de las ordenes de hacerlos callar.  A partir de 1904 su activismo se trasladó a los Estados Unidos para desde ahí volver a publicar Regeneración, y hacerlo llegar de contrabando a todos los rincones del país.  Con este medio de denuncia, información y organización se formaron los dirigentes de las huelgas precursoras de Cananea y Río Blanco, así como los futuros dirigentes y militares que participaran en la Revolución armada. 

    En 1905, Enrique y Ricardo desde el exilio, auspiciaron y organizaron el Partido Liberal Mexicano que publicó su primer Programa en 1906, a partir de recopilar los problemas y las necesidades que le hicieron llegar a la junta redactora todos los suscriptores de Regeneración. El Programa del PLM plasmó y ordenó muchas de las demandas más sentidas del pueblo de México, y fue el antecedente directo de ideario social y político que sostuvieron los revolucionarios más radicales en la Constitución de 1917.

    Ricardo Flores Magón es el más ferviente sembrador de la lucha revolucionaria, alejado de su tierra y hasta de su hermano mayor, estuvo presente a partir de sus ideas en los años convulsos en que la revolución cambió el rostro más oscuro de México, que tenía forma de explotación, servidumbre y esclavitud. Pero él nunca renunció a la acción, pues hizo constantes llamados a la revuelta y levantarse en armas, que tuvieron resultados con las tomas de Mexicali y Tijuana en 1911. Por sus ideas de avanzada que desarrolló durante el exilio y las constantes estancias en prisión, se terminó por convertir en un referente mundial de las reivindicaciones socialistas y anarquistas, pero que nunca renegó de la fuerte raíz libertaría que ya existían en nuestras tradiciones más profundas. Los hermanos Flores Magón son los precursores intelectuales y en la praxis de la revolución social más grande de América en el siglo XX.

    Hoy es preciso recordar las palabras de Ricardo Flores Magón: “El derecho de rebelión es sagrado porque su ejercicio es indispensable para romper los obstáculos que se oponen al derecho de vivir. Rebeldía, grita la mariposa al romper el capullo que la aprisiona; rebeldía, grita la yema al desgarrar la recia corteza que le cierra el paso; rebeldía, grita el grano en el surco al agrietar la tierra para recibir los rayos del sol; rebeldía, grita el tierno ser humano al desgarrar las entrañas maternas; rebeldía, grita el pueblo cuando se pone de pie para aplastar a tiranos y explotadores. La rebeldía es la vida; la sumisión es la muerte”.

    No se podría explicar la Constitución de 1917 sin las aportaciones programáticas del PLM, cómo cada 5 de febrero aniversario de su promulgación, debemos reivindicar la lucha de aquellas mujeres y hombres, que cómo los hermanos Flores Magón hicieron de su vida le génesis de un nuevo orden legal, fundado en las respuestas a las demandas de los desfavorecidos, y en un futuro guiado por la utopía. Por ello en las marchas disidentes de los años noventa el pueblo de México coreaba: “Primera lección, defender la Constitución”.

  • México te abraza, para favorecer “una decisión de vida”

    México te abraza, para favorecer “una decisión de vida”

    Con el objetivo de desplegar todas las posibilidades de solidaridad y apoyo efectivo del gobierno humanista de México, ante las políticas antiinmigrantes de Donald Trump, la Presidenta de México, Dra. Claudia Sheinbaum ha comenzado desde la propia asunción del presidente estadounidense el 20 de enero, la Estrategia de repatriación “México te abraza” para brindar a nuestros compatriotas una recepción adecuada y dar certeza de las oportunidades para una vida digna en su país de origen, que se ha preparado con esmero durante semanas previas.

    El antecedente directo de este plan, son los Centros Integradores del Migrante, que en el anterior ciclo de deportaciones masivas de Trump (2019), se implementaron a iniciativa de Andrés Manuel López Obrador principalmente en Ciudad Juárez Chihuahua, con el centro Leona Vicario, en un programa diseñado y ejecutado por la Secretaría de Bienestar federal.

    En 2019 el CIM “Leona Vicario” inició su etapa de operaciones a partir de tres componentes:

    • Un albergue. Con todas las condiciones para que los migrantes puedan tener un periodo de estancia y resiliencia, que les permita tomar una decisión informada y serena luego del shock psicosocial de haber sido retornados de EEUU (que implica para ellos inseguridad, incertidumbre, desechar o posponer sus planes personales y familiares por los que incluso han expuesto su vida).
    • Un centro de acopio. Con el objetivo de transparentar, distribuir con mayor eficacia y administrar los recursos materiales que han dispuesto los tres niveles de gobierno, y el pueblo para apoyar las necesidades y emergencias del flujo migratorio. Desde recursos públicos hasta donaciones en especie.
    • Un centro de servicios. Con las ventanillas institucionales pertinentes para atender, informar y dotar a migrantes nacionales y extranjeros de la documentación legal necesaria para la inserción laboral de forma expedita y confiable (CURP, RFC, etc.).

    Hoy, 5 años después de que el CIM Leona Vicario, y los centros de Tijuana y Matamoros siguen operando y diversificando favorablemente sus programas de atención, se define una estrategia que seguirá contando con estos centros para el caso de los hermanos migrantes extranjeros y, bajo ese modelo se están instalando 9 Centros de Atención y Repatriación para apoyar a los migrantes mexicanos en las ciudades de Tijuana y Mexicali en Baja California; Nogales en Sonora; Ciudad Juárez en Chihuahua; San Juan Sabines en Coahuila; El Carmen en Nuevo León y Matamoros, Reynosa y Nuevo Laredo en Tamaulipas.

    El despliegue de esta política pública convoca a los niveles del poder ejecutivo (además del gobierno federal, a los gobiernos estatales y municipales), y los sectores sociales, destacando el sector empresarial a construir juntos una puerta institucional de retorno a México a todos aquello, mujeres, hombres y niños quienes sean deportados o repatriados por las políticas criminales de Donald Trump. Porque el pueblo de México y su gobierno no se quedarán cruzados de brazos ante la crisis y la emergencia de nuestros hermanos.

    En los Centros de Atención a nuestros paisanos, se ofrecerán servicios y programas de prácticamente todas las dependencias del gobierno federal, y se les entregará la Tarjeta del Bienestar de 2 mil pesos para colaborar en su retorno seguro si desean trasladarse a su lugar de origen; además de alojamiento, alimentación, atención médica, jurídica y psicológica, educación y vinculación laboral mientras las familias permanezcan en los centros. Entre las posibilidades de los retornados está quedarse en aquellas ciudades como Tijuana, o Ciudad Juárez que tienen gran capacidad de oferta laboral inmediata. Todo ello bajo el objetivo de que los connacionales tomen en las mejores condiciones de posibilidad “una decisión de vida” ante la interrupción abrupta de sus sueños, realidades y planes de vida.

    El respeto de los derechos humanos, la fraternidad y la solidaridad efectiva son el espíritu de esta estrategia, donde el pueblo organizado y el gobierno de la Transformación abraza a nuestros hermanos migrantes. En tiempos de crisis y adversidades la voluntad de vivir se impone desde el México profundo.

  • En legítima defensa del Golfo de México

    En legítima defensa del Golfo de México

    El nombre de México entró en la conciencia de Europa en pleno siglo XVI por medio de las cartas y relaciones redactadas por los propios conquistadores, como Hernán Cortes y Bernal Díaz del Castillo. Fueron esas fuentes las que retomaron los primeros cartógrafos que representaron lo que inicialmente llamaron un Nuevo Mundo.

    El llamado Mapa de Nuremberg, publicado en Europa en 1524, tres años después de la caída de Tenochtitlan, no solo es la primera descripción europea de la ciudad lacustre de México; sino que está acompañado de la representación de la costa del golfo, identificado por las desembocaduras de los ríos y los puntos que los españoles bautizaron como La Florida, Cuba y Yucatán.

    No resulta extraño que fueron los propios navegantes y cartógrafos europeos quienes identificaron ese enorme mar bordeado por dos penínsulas para denominarlo Golfo de México, derivado del nombre de la civilización más extendida que conocieron en este hemisferio.  

    El nombre de América se difundió en la misma Europa luego de las publicaciones de la obra en latín Cosmographiae introductio y del mapa Universalis Cosmographia o Planisferio de Waldseemüller en 1507, que se atribuyó al explorador florentino Américo Vespucci, por el mérito de haber “descubierto” un nuevo continente de la dimensión de una cuarta porción no conocida hasta entonces por el mundo occidental.

    Durante todo siglo el siglo XVI y el siglo XVII fueron los conquistadores de España quienes promovieron extender el nombre de América a todo el continente; por lo que tampoco es extraño que la porción norte o septentrional del continente se identificara como América Mexicana en 1607, tal como aparece en el mapa Orbis Terrarum del editor y cartógrafo flamenco Pieter van den Keere o Petro Kaerio.

    Este fue el mapa y la base histórica con que la Presidenta de México, contestó a la bufonada de Donald Trump de rebautizar a nuestro litoral atlántico como “Golfo de América”; porque si al presidente electo de Estados Unidos le suena agradable su ocurrencia, existen entonces verdaderos motivos históricos para retomar un nombre que existía para toda América del Norte antes de las primeras colonias inglesas en Virginia y Massachusetts.

    Pero más que las implicaciones reales que pudiera traer en la cartografía esta nueva bravuconería hacia México, hay que detenernos en quienes son los interlocutores a quienes Trump dirige sus “propuestas” delirantes. Como parte de su campaña política antes de volver a asumir la Presidencia de Estados Unidos, ha dirigido sus amenazas a Canadá, con la humillación de volverlos el estado 51; a Panamá, con el amago de reocupar el canal trasatlántico; y a Dinamarca, con la propuesta de comprar la isla de Groenlandia.

    Más allá de la verdadera viabilidad de estos amagos de expansionismo imperial, hay que poner atención como el próximo mandatario estadounidense vuelve a poner su mira en el continente americano como área de influencia y subordinación, reeditando la doctrina Monroe que establecía la primicia de los Estados Unidos sobre todo el continente.

    En México no podemos olvidar como la mitad de nuestro territorio fue anexionado por medio de la fuerza y promoviendo la división interna en beneficio de las elites entreguistas. Las constantes amenazas de intervenciones militares son parte consustancial de la política norteamericana casi desde que alcanzaron su independencia, por lo tanto, lo que se ha etiquetado como ocurrencias de Trump, forma parte de las mismas acciones que las naciones de América Latina han padecido desde el siglo XIX.

    Trump se dirige a sus bases sociales, entre todas las clases y todas las etnias, apelando a ese supuesto pasado glorioso conseguido gracias a la expansión por medio de la fuerza, ahora bajo la ilusión de recuperar la grandeza perdida por su imperio en franca decadencia en este siglo XXI. El sustrato fascista de estos relatos tiene amplia repercusión en sociedades en crisis como lo es Estados Unidos, pero no pasemos por alto, que nuestra propia derecha y sus voceros estén festejando esta gracejada o tratando de argumentar la supuesta seriedad de la idea trumpista.

    Una búsqueda somera en las redes sociales evidencia a sectores del conservadurismo que equiparan los delirios de Trump con los mapas donde México era nombrado como la Nueva España, y como apéndice de aquel imperio, lo cual incluso añoran desde la visión elitista, clasista y racista que les caracteriza. Aunque en escala marginal, en nuestro país también existen eso núcleos fascistas que añoran al Imperio Español o que anhelan separar algunas regiones de nuestro territorio, derivado de su histórico desprecio a la gran y diversa mayoría de nuestra población. Este es el núcleo social de la ultraderecha mexicana que aspira a crecer para disputar el poder, de la mano incluso de la posibilidad de traicionar o vender a su Patria. 

    Si se tratara de restituir derechos la geografía que hoy conocemos, tendría que modificarse radicalmente, comenzando por retomar para todos los habitantes de Nuestra América, el nombre indígena de Abya Yala para nombrar esta tierra que no deja de florecer.

    En México, el pueblo está cada vez más consciente, más despierto, no pasarán las estridencias intervencionistas; hay una gran mayoría que conoce de nuestra historia profunda, orígenes milenarios y grandeza cultural, y tenemos en la Dra. Claudia Sheinbaum a una Presidenta con toda la legitimidad que implica asimismo un pueblo organizado. 

  • Más Carter, menos Trump

    Más Carter, menos Trump

    En la antesala del escenario ominoso -que de acuerdo a todos los indicios podría representar el nuevo período de Donald Trump al frente del gobierno estadounidense-, un suceso fortuito como es la partida física de un ser humano, la muerte del ex presidente James Earl Carter o Jimmy Carter -al trascender los 100 años de vida-, marcará desde el imaginario un profundo contraste entre la línea política imperialista y los valores y posiciones que expresó Carter sobre todo en su etapa como ex presidente de los Estados Unidos.

    Como magistralmente han reseñado David Brooks y Jim Cason en La Jornada, todavía, como “el Cid Campeador”, desde el camino al cielo Jimmy Carter ha ganado una batalla cargada desde el terreno de los simbolismos, derivada de una secuela de la propia liturgia del poder presidencial norteamericano: “Las banderas en sitios oficiales fueron izadas a media asta y, si se sigue la costumbre, eso durará 30 días. Por lo tanto, el día en que Donald Trump asuma la presidencia, el 20 de enero, las banderas permanecerán a media asta, algo que para muchos será simbólico de lo que implica su regreso a la Casa Blanca.”

    Jimmy Carter gobernó Estados Unidos entre 1977 y 1981, en otros tiempos igualmente álgidos para la humanidad como fue la Guerra Fría; si bien la gestión del Presidente No. 39 del vecino del Norte no estuvo exento de críticas o divergencias, es prácticamente un consenso que fue bajo su gestión que precisamente se puso en el centro de las políticas el respeto a los derechos humanos universales.

    El 14 de febrero de 1979 durante su visita oficial a México, Carter expresó frente al entonces presidente José López Portillo: “Aquellos de nosotros que somos líderes nacionales, tenemos la responsabilidad de hacer que se oigan nuestras voces cuando se violan los derechos humanos en el extranjero y también tenernos la responsabilidad de proteger los derechos humanos en nuestro país. Esto se extiende a los derechos humanos básicos de todas aquellas personas que, por cualquiera razones, se encuentren dentro de las fronteras de nuestros países. La lucha por los derechos humanos no es una cosa estática: ofrece nuevos retos a todas las nuevas generaciones.”

    El político demócrata siempre mantuvo esa posición clara de respeto a los derechos humanos de todas las personas, pocos días antes de su partida física y después del triunfo de Donald Trump en las elecciones, calificó de “rídiculos” sus comentarios, que estigmatizaban por enésima ocasión a los migrantes mexicanos.

    Después de su gestión, Jimmy Carter se convirtió en un referente emanado de la otra mirada del pueblo estadounidense, la perspectiva que realmente respeta y cree en la libertad, la democracia, la fraternidad y la justicia, y especialmente en el derecho de los pueblos del mundo a decidir su destino. Premio Nobel de la Paz en 1992, el ex presidente se caracterizó por figurar como un connotado disidente de los excesos del sistema político estadounidense, y trató desde su óptica y posibilidades, de ponerse siempre del lado correcto de la historia. 

    Parafraseando a Brooks y Carson, “Jimmy condenó el apartheid  de Israel contra el pueblo palestino, salvó incontables vidas a través de su trabajo para erradicar enfermedades trasmitidas por agua insalubre en África, luchó contra los estigmas del contagio de SIDA, defendió los procesos electorales de Hugo Chávez, buscó la normalización de las relaciones con Cuba y construyó casas para los sin techo (literal con sus propias manos)”.

    Aquel febrero de 1979 que como presidente de EU y por ende líder de uno de los dos grandes bloques hegemónicos del mundo, vistió el Ángel de la Independencia, ahí, después de depositar una ofrenda floral y montar la tradicional guardia de honor, el Presidente Carter firmó el libro de visitantes distinguidos, con las siguientes palabras: “Es un honor rendir homenaje a la bravía gente de México, quienes en todo tiempo han estado dispuesto a dar sus vidas por la libertad y la justicia”.

    Menos Donald’s y más Jimmy’s. Habrá un gran vacío con la perdida física de un “hombre sencillo” como lo definió Bob Dylán; en el seno del Imperio también hubo quien no hizo suyos los abusos, ni el intervencionismo; pues se impuso en su credo el amor a la vida y la fe en la humanidad, quizá por ello Carter vivió más de un siglo y seguirá ganando batallas al atraso criminal de los alfiles del conservadurismo.

  • Por los derechos de los trabajadores de plataformas digitales

    Por los derechos de los trabajadores de plataformas digitales

    La Presidenta de México, Dra. Claudia Sheinbaum presentó ante el Congreso de la Unión una iniciativa pertinente y audaz, para reconocer y defender los derechos de los trabajadores de plataformas y aplicaciones digitales, misma que se discutirá y aprobará en los días sucesivos. Asimismo, se establecerán obligaciones para las plataformas y sus trabajadores, en beneficio y protección de todos los usuarios.

    En México y el mundo, la ola de aplicaciones digitales que trajo consigo el siglo XXI y la correspondiente era de las nuevas tecnologías para la información y la comunicación; así como el auge de nuevas relaciones laborales a través de plataformas de software -que la pandemia del Covid aceleró en cuanto a su preponderancia en el mercado y en la economía entre 2020 y 2021-; han tenido como consecuencia la ocupación en este tipo de actividades de un creciente sector de la población activa.

    Sin embargo, se han presentado nuevos retos desde el marco legal, en la perspectiva de favorecer los derechos laborales y responsabilidades de patrones y trabajadores que se desempeñan en estos ámbitos; de ahí que el 16 de octubre la Presidenta de México anunció en la Conferencia del Pueblo el inicio de este proceso de reflexión para atender las diversas problemáticas generadas por estas nuevas relaciones.

    El proyecto presidencial se circunscribe a la construcción de un Estado de Bienestar con derechos sociales y laborales universales, por ello considera como personas trabajadoras de plataformas digitales a “quienes presten servicios personales remunerados y subordinados bajo el mando o supervisión de una persona física o moral que ofrece servicios a terceros a través de una plataforma digital y genera ingresos netos mensuales equivalentes a por lo menos un salario mínimo mensual de la Ciudad de México”.

    Con la nueva legislación, los trabajadores por aplicación como son Uber, Didi o Rappi, tendrán derecho a seguridad social, es decir acceso a salud, vivienda y pensión; esto basado en el régimen de experiencias previas como el aseguramiento a trabajadores independientes y personas trabajadoras del hogar. Así quedará asentado en la Ley Federal del Trabajo.

    De acuerdo con datos de la Secretaría del Trabajo y Previsión Social (STyPS), en México se estiman 658 mil trabajadoras y trabajadores de aplicaciones digitales

    El artículo 291-K establece entre las obligaciones de las plataformas estará la inscripción de sus trabajadores al Instituto Mexicano del Seguro Social (IMSS), determinar retenciones de cuotas obrero-patronales y realizar las aportaciones correspondientes al Fondo Nacional de la Vivienda para los Trabajadores (FOVISSSTE). 

    La iniciativa menciona una transición que podrá servir para que posteriormente se establezcan reglas más claras en la reforma a la Ley del Seguro Social, en la que se deben reconocer la dinámica laboral de trabajadores por aplicación. 

    Habrá dos apartados: Los trabajadores que alcancen a completar un salario mínimo mensual, serán consideradas trabajadores por aplicación, mientras que aquellas que aquellas que no cumplan con la cifra serán clasificados como trabajadores independientes. 

    Se establece que aquellos trabajadores que cumplan con más de 288 horas de trabajo anuales tendrán derecho al pago de utilidades. Si un trabajador cumpliera con ocho horas diarias por seis días, alcanzaría las 288 horas requeridas en seis semanas.

    Por otro lado, entre las obligaciones de las plataformas se ponderan las sanciones a quienes empleen a menores de edad, manipulen sueldos, hagan retenciones salariales de más, transfieran empleados formales al esquema de trabajadores digitales para reducir la carga fiscal y cualquier otra acción que pretenda desvirtuar la relación laboral. Además, se establecen como obligaciones contar con mecanismos de atención a denuncias por acoso sexual, violencia y agresiones contra los trabajadores.

    Los trabajadores serán rescindidos en casos específicos, como el uso de documentos falsos, que pongan en riesgo la seguridad y la privacidad de los clientes, así como incumplimientos constantes de las labores, lo cual responde a una de las grandes inquietudes de los usuarios en materia de seguridad.

    En tiempos de Transformación, es de suma importancia destacar que el Gobierno de México atiende las nuevas realidades sociales, laborales y económicas; informar con objetividad sobre esta reforma que tiene por finalidad garantizar los derechos de los trabajadores de plataformas digitales, será una tarea central para evitar que la típica infodemia del conservadurismo pretenda golpetear este proceso, que se despliega en el marco de construir un Estado de Bienestar para todo el pueblo. 

  • Nuestro partido- movimiento

    Nuestro partido- movimiento

    El 20 de noviembre es una fecha doblemente significativa para nuestro movimiento. Se conmemora el llamamiento a la Tercera Transformación de México: la Revolución Mexicana que Emiliano Zapata y Francisco Villa convirtieron en un proyecto social de Nación a favor de los desposeídos. También, se celebra un aniversario más del primer Congreso Nacional de Morena, que hace 12 años decidió convertirse en partido político nacional.

    Previo al Primer Congreso Nacional realizado con mucho esfuerzo y medios propios de militantes de base en el Deportivo Plan Sexenal de la capital del país, nuestro dirigente Andrés Manuel López Obrador convocó a los obradoristas a un amplio debate, sobre si seguir existiendo como movimiento (en la figura de asociación civil) o convertirnos en partido con registro oficial.

    Quienes defendían la postura de permanecer solo como movimiento argumentaron que los vicios de los políticos tradicionales, la disputa del poder por el poder, la autofagia, el oportunismo, el individualismo, el corporativismo, el sectarismo y otras desviaciones que habían carcomido experiencias partidistas previas, volverían a aflorar en caso de entrar al esquema de partidos.

    No obstante, entre la mayoría ganó el ideal de mirar al futuro teniendo confianza en construir un instrumento diferente y obediente del pueblo organizado que no sólo ganara batallas sociales y posturas testimoniales, sino que arribara a los distintos niveles de gobierno a Transformar la realidad concreta a favor de las mayorías, convirtiendo a Morena en un instrumento para el cambio verdadero.

    La decisión sobre el perfil de la organización se resolvió con el voto libre y secreto, en urnas, en un proceso que implicó la participación de delegados de las 32 entidades del país. El resultado fue que 11.2 por ciento se pronunció por que Morena continuara como asociación civil y un avasallador 86.2 por ciento que buscara su registro como partido político.

    Pero la conclusión más importante de aquel debate, no solo fue aceptar el compromiso colectivo de realizar las tareas organizativas para lograr el registro como partido ante las autoridades electorales, que eran una extensión de la partidocracia del viejo régimen; sino el reconocimiento del modelo político- social que López Obrador ha impreso desde sus trabajos territoriales iniciales: la tesis del partido- movimiento.

    Se es Partido en tiempos electorales y se es movimiento de las causas del pueblo el resto del tiempo. El movimiento no se ahoga en burocracias, y no pierde de vista el interés superior de brindar respuesta a los problemas nacionales. El movimiento no ve los encargos como fines sino como medios para objetivos superiores. El movimiento no deja que el agua se estanque y se pudra. El movimiento no se encarama en cargos, sino busca expresar constantemente los sentimientos del pueblo, del México profundo. El movimiento es territorio, no solo escritorio.

    Aquel 20 de noviembre de 2012, parafraseando al primer presidente de nuestro partido, Martí Batres: “cuando se definió que Morena fuera un partido político, no teníamos registro, ni legisladores, ni gubernaturas y así, desde cero, y contra todo el aparato del viejo régimen, se comenzó a luchar. Hoy nuestro movimiento gobierna el país y 24 entidades federativas, y tiene mayoría calificada en el Congreso de la Unión”. Esto se logró en gran medida a la premisa del partido- movimiento.

    En aquel Congreso Nacional también se aprobó que Morena como partido político: “sea austero, libre de corrupción y de facciones”, que los representantes populares surgidos de Morena “tendrían que aportar 50 por ciento de su dieta al movimiento” y que el financiamiento público que reciba como prerrogativas del entonces IFE “se destinaría principalmente a la formación política de la militancia”.

    Además, se estableció que quienes desearan ser postulados como candidatos por Morena, pero hayan militado en otro partido o sido legisladores de otra fuerza, tendrían que esperar al menos dos años antes de solicitar su nominación.

    Hoy, a 12 años de aquellas jornadas, después de grandes triunfos como haber llevado a Andrés Manuel López Obrador a la presidencia, y de lograr en la persona de la Dra. Claudia Sheinbaum que por primera vez en la historia de México una mujer sea Presidenta de México; es pertinente revisitar, reflexionar y no olvidar que nuestra esencia es el partido- movimiento.

  • La disputa por la Constitución

    La disputa por la Constitución

    Establecer un orden constitucional ha sido un largo anhelo incluso antes de que México naciera como un Estado soberano. Los primeros diputados mexicanos fueron aquellos representantes de las provincias de Nueva España en las Cortes de Cádiz, quienes recuperaron esa experiencia en la redacción de la Constitución mexicana de 1824. Y desde el primer momento de nuestra vida independiente ha existido la disputa política entre quienes sintiéndose emperadores y “hombres fuertes” devinieron en tiranos y representantes de las oligarquías; y quienes propugnaban por un poder delegado en representantes electos por la soberanía popular. 

    Cuatro son los textos constitucionales que han defendido el orden republicano, popular y federal que mantenemos. La Constitución de Apatzingán que en plena guerra de liberación estableció que la soberanía para elaborar leyes y decidir la forma del gobierno reside en el pueblo. La Constitución de 1824 donde al mismo tiempo de proclamar la independencia definitiva de la nación mexicana, se estableció la división en tres poderes. La Constitución de 1857 que recupera el orden republicano y federal bajo los principios del liberalismo mexicano, subordinando las leyes a los derechos individuales del hombre y estableciendo el procedimiento para introducir reformas permanentemente.

    Nuestra actual Constitución promulgada en 1917 es el resultado de una lucha revolucionaria en donde se volvieron a enfrentar las posturas unipersonales para ejercer el poder en contra de los proyectos populares que luchaban por el reconocimiento de derechos sociales y colectivos. Su forma actual es la síntesis de todas esas luchas por desterrar el manejo despótico del poder político, y representa la fuente de legitimidad incluso de los gobiernos antipopulares que defendieron intereses oligárquicos en pleno siglo XXI.

    Sin embargo, cuando un gobierno democrático como el actual, ejerce ese poder político en beneficio de las mayorías empobrecidas y menospreciadas por las viejas y nuevas elites; se apela a ese mismo orden constitucional para tratar de preservar un espacio de poder ajeno a cualquier control, amen de justificar los privilegios que todavía algunos gozan, como nuevo estamento judicial que en la letra constitucional erradicamos desde la independencia.      

    El senador Gerardo Fernández Noroña ha sintetizado el pensamiento autoritario y retrógrada de los 8 ministros de la Suprema Corte de Justicia de la Nación con la frase “La Constitución soy yo”.  Estos funcionarios públicos apelan a una situación de excepcionalidad que ellos mismos se atribuyen, para tratar de emular aquel Supremo Poder Conservador establecido en 1836 como un órgano de “notables” que se encargarían de controlar al resto de los poderes para “conservar” el orden a favor de sus intereses.

    Por eso ahora vuelven a rechazar la participación democrática, impugnando la reforma judicial porque no quieren que el pueblo elija a los jueces y magistrados, y se termine una época oscura de privilegios e impunidades. En cambio, sí aceptan la reforma cuando se trata de mantener sus millonarias pensiones. Tan burda, contradictoria e incongruente es la postura de ese grupo de ministros de la Corte encabezados por Norma Piña, como el sensacionalismo de los medios convencionales al no dar cobertura objetiva, ni dar contexto, al hecho que renuncian a la posibilidad de participar a un proceso democrático, para mantener sus “haberes” de los cuales quieren sacar raja personal hasta el último momento.

    El sensacionalismo mediático con que los levantacejas, intelectuales orgánicos del viejo régimen, e “influencers” de baja estofa han impreso a sus opiniones sobre la reforma judicial, está muy lejos del supuesto rigor con que esos ministros dicen manejarse. No podemos obviar que lo que les molesta no es el procedimiento sino el contenido de una reforma avalada en las urnas, que toca la estructura de su poder supralegal. Porque al contrario de lo que vociferan este cambio constitucional es legal y está legitimado por la mayoría del pueblo de México.

    Pero como la verdadera doctrina del conservadurismo siempre ha sido la hipocresía, es sintomático de la ignorancia de las posiciones de los mismos partidos de la mafia neoliberal, que omiten recordar que ellos mismos usaron este diseño constitucional cuando tuvieron de 1988 a 2018 la mayoría legislativa para dar la espalda al pueblo de México, pasado oscuro y ominoso en que desmantelaron las instituciones y entregaron nuestras riquezas naturales como Nación a intereses privados y extranjeros. La disputa actual constata como en la historia se mantiene vigente la lucha por establecer un orden más justo y humano en contra de quienes han basado su prosperidad en la desdicha de las grandes mayorías. 

  • La historia y las mañaneras del pueblo

    La historia y las mañaneras del pueblo

    Así como Andrés Manuel López Obrador definió la utilidad social de la historia a partir de la premisa que esta ciencia humanista es “maestra de la vida y de la política”, y la desplegó como herramienta de pedagogía política para el ejercicio de gobierno y el porvenir; la Presidenta de México, Dra. Claudia Sheinbaum también ha ratificado la importancia de la historia como uno de los ejes cardinales de la obra y discurso público del segundo piso de la Cuarta Transformación.

    En la nueva temporada sexenal de “las mañaneras del pueblo”, tres de las secciones permanentes versan en torno a la historia, la memoria y la presencia del pasado para construir el futuro.

    Los martes el eje es el “Humanismo Mexicano y la memoria histórica”, donde se cuenta con la presencia de un historiador o historiadora que aborda hechos significativos de la historia de México, en función de productos de la investigación histórica.

    Los jueves se da pie a la sección “Mujeres en la historia”, dedicada a las mujeres que han participado en la historia del país y una justa aproximación a terminar con la brecha de género, que había invisibilizado durante siglos a las mujeres de la propia historia.

    Los viernes la temática es la “Suave patria”, donde se recuperan con la participación de la ciudadanía, los acontecimientos o momentos que nos hacen sentir orgullosos de ser mexicanos.

    Poner la historia y la memoria en el centro de la vida pública no es un asunto menor, tampoco es un tema de tender a la sobre ideologización “desde el aparato de Estado” como claman los positivistas; porque los personeros del viejo régimen que subsisten en la retórica conservadora, asumen la amnesia colectiva y el llamado “fin de la historia” que se acuñó en el neoliberalismo, como la fuente del cinismo con que actuaron para cometer sus fechorías en un contexto de impunidad total y ausencia de rendición de cuentas hasta 2018.

    Hace más de 40 años, en 1980 vio a la luz un hermoso libro denominado Historia, ¿para qué?, que intenta responder a la pregunta ¿Para qué sirve la historia?, a través de las reflexiones de historiadores, filósofos, politólogos y escritores, el resultado fue un clásico, leído incluso más allá de los círculos intelectuales; recientemente, en el año 2023, para actualizar aquella discusión, vio a la luz la obra, también colectiva, denominada Ecos de Historia, ¿para qué?; que ha sido también en una publicación de gran alcance y pluralidad; siendo ambos textos altamente recomendables para sugerir un marco de actuación, del porqué es importante el papel de la historia en la comprensión profunda de las transformaciones que vivimos en nuestro país y en el mundo, además que contextualiza precisamente porqué es una gran virtud que la máxima autoridad ejecutiva del país, electa por su pueblo, vislumbre la historia no como un discurso de bronce, ni de legitimación personal, sino como una gran catedral de puertas y ventanas abiertas, desde las visiones del pasado e historias, para la construcción y la crítica del presente.

    Cobran vigencia las palabras del cronista Carlos Monsiváis en el umbral de la publicación de Historia, ¿para qué?: “La historia, para agregarle al presente la inteligibilidad del pasado, para alentar la disidencia y favorecer la cohesión de grupos o naciones, para crear y leer gozosamente, para contribuir a la inserción del individuo en la comunidad (o a la deserción, si éste es el caso). También, y a esta posibilidad dedicaré mi ponencia, la historia para fortalecer y ampliar la conciencia colectiva; para hacer de la recuperación y el olvido selectivo del pasado un instrumento de identidad crítica”. 

    La historia nos enseña (entre muchas otras cosas) que, somos seres sociales, colectivos, pues nadie aprende solo a caminar sin ayuda de otro. Que nos debemos a la comunidad. Difundir la historia, más allá de los claustros académicos no sólo es pertinente sino necesario, porque la comprensión de los sucesos del pasado, mismos que se presentan desde el gobierno AMLO y continúan por la Presidenta de México, con el rigor de las fuentes, y los trabajos historiográficos que parten de la labor de profesionales de la historia, con su respectiva metodología, análisis e interpretación de fuentes y narrativas, procesos intelectuales devenidos desde diversas épocas y escuelas; es decir, no se trata más que de situar en una vitrina popular los estudios de las diferentes historias de lo que hoy somos como pueblo, Nación y Estado, aunque esto también sea incomodo para el conservadurismo. 

  • El nuevo octubre con Claudia

    El nuevo octubre con Claudia

    El Zócalo luce abarrotado desde las primeras horas del nuevo octubre. La enorme bandera de México ondea desafiante en el corazón de la Patria. Los cielos están abiertos, la lluvia declaró treguas, los nubarrones se hicieron chiquitos y lejanos. En la máxima tribuna del país un gigante de la historia se despide con la satisfacción imborrable de la misión cumplida. Entró por la puerta grande de su amor al pueblo y se va por la puerta más grande del amor del pueblo en 2024. Legitimidad y legalidad de un sexenio que paradójicamente no duró los seis años que se cumplían el 1° de diciembre. En menos tiempo AMLO hizo mucho más que los últimos presidentes, y jamás rondó en su espíritu el perpetrarse en el poder, como falsariamente anunciaron en 2018 y cada día del mandato los iracundos opositores y agoreros del odio.

    Una mujer por primera vez recibe la banda presidencial y brinda un mensaje certero, valiente, profundo, con pasajes de alegría y cierta ironía dedicada al delirio opositor, pero sin ceder un ápice de sus principios, porque este mensaje representa que las mujeres han llegado al poder. La emotividad se intensifica: las mujeres en el centro de la vida nacional para saldar con toda justicia una deuda histórica. “Las que lucharon por su sueño y lo lograron. Las que lucharon y no lo lograron” retumba en el Palacio legislativo de San Lázaro.

    El impecable vestido blanco de la Presidenta de México también es un mensaje, evoca la paz, la esperanza y la institucionalidad. Es la Presidenta de todos los mexicanos y marca desde sus primeras frases la ruta del cambio desde la continuidad. Gobernará para todos, pues bienestar significa derechos sociales universales.

    Somos demócratas y reformistas, pero en la Cámara de Diputados la Presidenta reitera un claro deslinde con la guerra absurda y cínica de Felipe Calderón y con el autoritarismo de la reforma judicial de Ernesto Zedillo. Ante la típica guerra sucia que caracterizó el quehacer de la derecha en la primera etapa de la Transformación, la Doctora refiere un mensaje puntual: “Respetaremos y garantizaremos la diversidad religiosa, política, social, cultural y sexual de nuestra sociedad. Cualquiera que diga que habrá autoritarismo, está mintiendo.”

    La rumorología tramposa de los levantacejas del viejo régimen se ha topado con la realidad del gobierno más exitoso de los últimos tiempos, que el pueblo despide con un 80% de aprobación. Son finas las palabras de nuestra Presidenta para despejar la infodemia: “Lo digo con toda claridad. Tengan la certeza que las inversiones de accionistas nacionales y extranjeros estarán seguras en nuestro país”.

    En la televisión en el camino a Palacio Nacional una niña se acerca al automóvil de la presidenta y le da un beso. A 69 años que las mujeres pueden ejercer el voto en México, antes que, en Estados Unidos y Canadá, aquí están presentes las contribuciones de Josefa Ortiz de Domínguez, Leona Vicario, Dolores Jiménez y Muro, Hermila Galindo, Benita Galeana, Rosario Ibarra de Piedra, y muchas héroes anónimas, silenciosas, dignas, hoy una mujer dirigirá los destinos de una potencia mundial.

    Los contingentes provenientes de todas las partes del país y de la Ciudad de México se expresan rebosantes en la Plaza de la Constitución, la incredulidad de no volver a escuchar y ver a AMLO dirigiendo la arenga comienza a asimilarse, de la nostalgia y la melancolía se da paso a la esperanza fundada; pero esta tarde del 1° de octubre se recupera el alivio y la serenidad, se reafirma y documenta el optimismo, después de escuchar sus palabras en la sede del Poder Legislativo, y conocer sus primeros 100 compromisos con el pueblo de México, no hay duda, todo sentimiento se disipa para dar camino a una alegría insuperable: la Presidenta de México, la Dra. Claudia Sheinbaum Pardo es la más digna, verdadera, congruente y visionaria representante de nuestro movimiento, estamos en las mejores manos. Lo dice el rumor de sonrisas y comentarios que se irradia al escuchar sus compromisos y convicciones.

    Ya es miércoles 2 de octubre, a las 7 de la mañana con algunos minutos aparece la Presidenta en lo que serán las Mañaneras del Pueblo; en el nuevo octubre de Claudia no habrá olvido, el primer capítulo de esta nueva era está destinado con justeza a recordar a los estudiantes caídos en manos del PRI- gobierno el 2 de octubre de 1968; esto mueve y conmueve, la izquierda en el poder público empleará la memoria como arma contra el poder corrompido. “Nunca más”. Y se anuncia también la presencia potente de la historia como hilo conductor de los nuevos episodios de comunicación circular. Vuelve a amanecer y el otoño de las lunas de octubre es luminoso para México.

  • La Jornada, imprescindible a 40 años

    La Jornada, imprescindible a 40 años

    El jueves 19 de septiembre de 1985, a las 7:19 de la mañana se paró el reloj de enormes edificaciones, tales como el Hotel Regis -donde celebridades como Frank Sinatra habían pasado su luna de miel en sus palaciegas suites-; era también la hora en que repartidores y voceadores empezaban a circular la edición que celebraba apenas el primer aniversario del diario La Jornada, cuando un terremoto de 8.1 grados en la escala de Richter y de dos minutos de duración, sacudió a la ciudad de México.

    Ambos sucesos aparentemente inconexos marcaron y contribuyeron a un cambio de época en la vida pública de México. El nacimiento de La Jornada el 19 de septiembre de 1984 y los sismos de un año después, condensaron el surgimiento del vehículo y de la corriente de opinión crítica que comenzó a cuestionar cada vez más abierta y profundamente el agrietado sistema político mexicano, denominado coloquialmente como PRI- gobierno.

    El pueblo rebasó a las instituciones desde la ayuda mutua, la solidaridad verdadera y la restauración de la comunidad ante la tragedia y la emergencia; luego que los sismos desnudaron los frutos podridos de la corrupción y la negligencia criminal del gobierno entonces prácticamente de partido único, pues hospitales, escuelas, multifamiliares y dependencias habían colapsado por la tolerancia del viejo régimen a la degradación de construir con materiales de tercera clase y de no verificar o actualizar reglamentos para la seguridad ante los riesgos naturales.

    Retomando la causa de periodistas independientes al poder, que, en la saga de los esfuerzos de Excelsior, Unomásuno, e incluso Proceso se habían desarrollado desde los años setenta, diversas voces y plumas que habían librado verdaderas batallas contra la censura, la intolerancia, la represión, la desinformación y la manipulación, se agruparon para dar vida hace cuarenta años a un medio excepcional, sin el cual incluso los mismos ecos de los sismos de 1985 no hubieran quizá podido explicarse a gran escala, como un despertar social en medio de la más grande adversidad.

    La Jornada, para los que hemos vivido la transición a la era digital, ha sido más que un medio, en aquellos años donde privaba un férreo control a la libertad de expresión por parte del aparato del Estado. La Jornada se convirtió en nuestra escuela de formación política y de construcción de ciudadanía, pues con valentía y honestidad los trabajadores del diario compartieron información al pueblo, con ello se abonó a tener mayores elementos para la toma personal y colectiva de decisiones.

    Hoy día es imposible censurar la información, prácticamente todo ciudadano que lo decida puede aspirar a convertirse en un medio de comunicación, las redes y los dispositivos ayudan a testificar prácticamente todo acontecimiento, pero en la década del surgimiento de La Jornada y quizá hasta el cambio de siglo, bastaba al aparato policiaco del PRI- gobierno mandar a recoger todos los ejemplares del diario o bloquear su distribución si en alguna ciudad o entidad le era incomoda alguna información de entre sus páginas al gobernante o la autoridad. Casi que la tinta de La Jornada circulaba contra viento y marea, en un proceso autónomo, diverso, plural pero profundamente comprometido con la verdad, y de auténtica concientización popular.

    En la época donde la televisión monopolizaba a su antojo las noticias, y las editorializaba conforme a los intereses del viejo régimen, cuando el 95% de la población se enteraba de los sucesos por ese medio; la irrupción de La Jornada contribuyó de manera significativa a posibilitar el que se conocieran, se comprendieran, e incluso se reconocieran como propias, causas y luchas protagonizadas por otros sectores del mismo pueblo. Lo que desembocó en episodios de solidaridad con aquellas luchas y en los movimientos que empezaron a transformar el país con afanes democratizadores.

    Las secuelas sociales de la emergencia de los sismos de 1985 y las luchas políticas devenidas a partir de las reivindicaciones justas de damnificados, habitantes de cuartos de azotea, inquilinos de vecindades y costureras del sindicato 19 de septiembre entre otras; la Asamblea de Barrios y el icónico Superbarrio Gómez; el movimiento estudiantil del CEU de la UNAM en 1986 y 1987; la aparición de la Corriente Democrática de Cuauhtémoc Cárdenas, y la ruptura con el PRI que agrupó y ganó las elecciones de 1988 con el encuentro del nacionalismo revolucionario y las izquierdas aliadas bajo las siglas del Frente Democrático Nacional; el propio fraude electoral de 1988 que llevó al espurio Carlos Salinas a la presidencia para profundizar la aciaga era neoliberal; el surgimiento en el sureste del movimiento Democrático de Andrés Manuel López Obrador ese mismo 1988; la fundación del PRD el 5 de mayo de 1989; el Éxodo por la democracia de 1991- 1992; el plebiscito por la democracia en 1993 para el ejercicio de los derechos políticos de los capitalinos; el surgimiento del EZLN en 1994, la Convención Nacional Democrática a la que convocaron, sus consultas populares y marchas a la ciudad de México; el triunfo de la izquierda en 1997 para elegir por primera vez jefe de Gobierno en la capital del país; la Consulta sobre el Fobaproa en 1998; el movimiento estudiantil del Consejo General de Huelga de la UNAM en 1999-2000, son algunos procesos, movimientos y hechos intensos que sin La Jornada hubieran tenido menciones marginales en televisión o simplemente hubieran sido ocultados, tergiversados, minimizados y que gracias a las páginas del diario, al esfuerzo y cooperativismo de sus directivos y trabajadores hoy forman parte del legado de luchas democráticas y sociales que forman el asidero y la brújula de momentos históricos como guía para el porvenir.

    De aquellos años de La Jornada un recuerdo fraterno, y una vida de lucha por Carlos Payán, Carlos Monsiváis, Luis Javier Garrido, Miguel Ángel Granados Chapa, Jaime Avilés, Manuel Ahumada, Adolfo Gilly, por citar parte de la constelación luminosa de periodistas generosos e intelectuales éticos que forjaron y hoy alumbran una nueva cultura política para la liberación del pueblo a través del despliegue de la información veraz y la defensa de la verdad. Un abrazo fraterno a todos los jornaleros.