En México, a la derecha le da miedo definirse como tal, vivimos en un país en el que los líderes, periodistas, intelectuales y opinólogos conservadores se dicen de izquierda, ejemplos de esto son Chumel Torres, Denise Dresser e incluso el “gerente” Claudio X González
Pero ¿Qué es la izquierda y cuáles son sus causas? La izquierda por definición es colectivista, cree en la igualdad y tiene conciencia de clase. Ahora, ¿Qué es para ellos “ser de izquierda” ?, la derecha confunde izquierda con progresismo, cuando este puede en ocasiones situarse en la derecha (se puede encontrar ahí al feminismo liberal, por ejemplo). Bajo su entendimiento, partidos como el “Demócrata” de nuestro vecino del norte, serían casi de extrema izquierda.
Entendiendo esta confusión y captando su miedo a admitirse de derecha, se pueden entender comentarios como el que hizo Torres en una entrevista con Diego Ruzzarin, “Por definición yo sería de izquierda…porque el tema es liberal, es pro-derechos reproductivos, pro-derechos LGBT, pro-legalización…”. El problema es que tiene una nula conciencia social y para nada es colectivista, él es un claro ejemplo de progresismo de derecha.
Bajo este esquema y tras una perdida contundente en las elecciones del 2018, la oposición se encontraba en la disyuntiva de declararse abiertamente de derecha y representar una opción abiertamente conservadora o, someterse a sus miedos e impulsar una candidatura que era para su entendimiento de “izquierda”.
Su decisión ya es historia, impulsaron a una senadora que llevaba años en la lucha a favor de los derechos LGBT y tiene causas progresistas que no discuto. Sin embargo, nuevamente no tiene una crítica real de izquierda, trataron de copiar el estilo de López Obrador desde una perspectiva meramente discursiva, sin embargo cuando había una cuestión de clase de por medio, se posicionaba todo el tiempo con la oligarquía, ejemplo de esto serían sus dichos sobre reducción de la jornada laboral a 40 horas, alegando que “No era tiempo” y, semanas después diciendo en un debate presidencial “Estoy a favor siempre y cuando se reduzca la carga fiscal a los empresarios”.
Su decisión de hacer candidata a Xóchitl Gálvez no solo representa su equivocada noción de izquierda, también simboliza las razones por las que ellos creen que perdieron de semejante forma seis años atrás. Para el PRIAN, su derrota fue meramente identitaria, analizaron que perdieron únicamente porque la gente vio en Andrés Manuel una figura emanada del pueblo y que hablaba como tal, su análisis no tuvo mayor profundidad.
Ahí se refleja el clasismo de la derecha. No dejaron de subestimar al pueblo; me parece ilustrativa una columna de José Ignacio Zenteno publicada en el portal REALIDAD7 el 17 de abril del 2020, la cual describe muy bien el papel que ellos creen tener en la sociedad.
“Lo único que puedo decirte es que los empresarios resolvemos problemas, somos padres putativos de muchas familias. Sobre nuestras cabezas y decisiones está el futuro de muchos niños, más de los que podemos engendrar”.
Sin olvidar su pensamiento paternalista, la caricaturización del concepto de izquierda y el veredicto sobre las razones por las cuales perdieron la elección en 2018; vieron la necesidad de hacer un acercamiento al pueblo, pueblo que, aunque gobernaron más de 80 años, desconocían.
Sus intentos de acercamiento se pueden sintetizar en dos, ambos parecen sinónimos, quizá uno es la encarnación del otro. El primero es la columna redactada por Eduardo ‘El Cachas’ Caccia en el periódico “El Reforma” para las elecciones de 2021, titulado “¡Vas, carnal!”, el cual trata de hablarle al pueblo de México con el lenguaje que según ellos ocupamos.
“Te escribo a ti, sí, tú, que te la rifas toda la semana en la chamba. Tú, que con orgullo llevas lana a tu cantón, ganada con esfuerzo. A ti, que quieres un mejor futuro para tus hijos y que te preocupa que sepan lo que haces para ganar el chivo cada semana. Quizá tu familia no te ha visto romperte la madre detrás de una máquina todo el día, quizá tus chavos no saben lo que es salir de casa en la madrugada, tomar dos o tres camiones para llegar a la planta, a veces con un atole encima y a veces ni eso. ¡Está cabrón! ¿No?”
Y no solo fue una nota hecha por un periodista y quedo ahí, sino que Gustavo de Hoyos, exlíder de la COPARMEX y uno de los que se “apuntó” para ser el candidato de la oposición lo apoyó y lanzó un tweet diciendo
“Muchos empresarios me han preguntado como hablarles a sus colaboradores acerca de la importancia de su voto en las próximas elecciones. Un buen ejemplo para codificar el mensaje nos lo da @eduardo_caccia. Ustedes saben cuál es el mejor conducto”.
El segundo intento fue la candidatura de Xóchitl Gálvez. Según ellos, una persona con un discurso que dice que salió adelante vendiendo gelatinas, habla con groserías, se comporta de una forma grotesca y se desenvuelve de una manera “coloquial”, iba a servir para que el electorado mexicano votara por ella.
En ambos casos (que repito parecen sinónimos o, una consecuencia de la otra), le dieron respuesta a lo que creen que es y busca México, estaban haciendo una caricatura desde la derecha del ciudadano promedio según sus percepciones y observaciones. Con sus acercamientos no solo subestimaban al pueblo, también lo insultaban. Sin embargo, “tonto el que piensa que el pueblo es tonto”.
¿Cuál es el problema de esto? Que las caricaturas de la derecha tienden a ser carentes de creatividad y sentido. Lo que lograron hacer es una caricatura que insultaba al pueblo con conciencia social y, en su búsqueda por el voto de izquierda, asustaba a la derecha al decirse trotskista o progresista.
Es importante estar al pendiente del desarrollo de la derecha, ver si para las siguientes elecciones por fin se quitan las máscaras y se admiten conservadores o, por el contrario, vuelven a hacer otra caricatura de izquierda.
Hacemos comunicación al servicio de la Nación y si así no lo hiciéramos, que el chat nos lo demande.
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