Las autoridades de Myanmar informaron este lunes que el terremoto de magnitud 6.8 que afectó el centro del país este viernes ha dejado al menos 694 fallecidos y 1,670 heridos. Equipos de rescate trabajan sin descanso para localizar sobrevivientes en zonas afectadas, mientras comunidades rurales enfrentan dificultades para acceder a suministros básicos como medicamentos y albergues temporales.
Contexto geológico y antecedentes
El epicentro del sismo se ubicó cerca de la región de Sagaing, una zona próxima a la falla tectónica entre las placas India y Eurasia. Este evento es el de mayor impacto humano desde 2011, cuando un terremoto de similar magnitud en el estado de Shan causó más de 150 muertes. Myanmar, situado en una región de alta actividad sísmica, enfrenta desafíos estructurales en áreas rurales, donde la mayoría de edificaciones no cuentan con normas antisísmicas.
Complejidades en las operaciones
Las labores de rescate se han visto obstaculizadas por daños en carreteras y deslizamientos de tierra, particularmente en estados como Chin y Magway, donde se registra el mayor número de víctimas. Autoridades locales y voluntarios colaboran en labores de remoción de escombros con recursos limitados, según reportes de medios estatales. Se prioriza el acceso a comunidades remotas, aunque la topografía accidentada y las réplicas —la más reciente de magnitud 4.5— complican los esfuerzos.
Apoyo nacional e internacional
Organismos como la ONU y la Cruz Roja han ofrecido asistencia técnica y humanitaria. A nivel local, se han organizado iniciativas ciudadanas, como comedores en monasterios budistas y centros comunitarios, para apoyar a los desplazados. Las redes sociales han difundido campañas de recolección de donaciones, mientras las autoridades coordinan la distribución de agua y alimentos en zonas críticas.
Perspectivas y consecuencias
El terremoto ha profundizado las necesidades humanitarias en un país donde, según datos del Banco Mundial, el 40% de la población vive en pobreza extrema. Hospitales en regiones afectadas reportan saturación, y organizaciones humanitarias alertan sobre posibles brotes de enfermedades en campamentos improvisados. Las réplicas continúan generando inquietud entre la población, lo que dificulta el retorno a viviendas dañadas.
Las autoridades no descartan que el número de víctimas aumente en las próximas horas. Mientras tanto, la atención se centra en garantizar ayuda inmediata a los sobrevivientes y evaluar los daños en infraestructura clave, como escuelas y centros de salud, para iniciar planes de reconstrucción.

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