El proceso de crecimiento socioeconómico de nuestro país desde su creación como estado nación, no ha sido igualitario ni justo; ha estado marcado por grandes desequilibrios regionales en los niveles de desarrollo alcanzado en las diversas zonas o estados que lo integran.
Las diferencias entre los estados del norte, centro o del sur del país, han sido muy marcadas en los niveles de apoyo e inversiones para el desarrollo y la calidad de vida, apostándose más hacia las regiones del centro, bajío y norte del país, donde se encuentran los estados a los que por muchos años se les han asignado mayores presupuestos, viéndose beneficiados por el apoyo gubernamental que les ha permitido alcanzar un mayor crecimiento.
Es verdad que hay algunas características de las composiciones estructurales que han acentuado estos comportamientos preferenciales para impulsar diversos sectores en algunos estados o regiones del país, pero la justicia social requeriría visiones más igualitarias por una razón sencilla: no dejar a nadie atrás.
Aunado también, que las diferencias regionales han obedecido a criterios y decisiones poco vinculadas con las diferencias objetivas socioculturales y económicas, por mencionar algunas, se han basado más por visiones políticas o administrativas, acentuándose por muchos años una desigualdad y desequilibrio entre los estados o las regiones de nuestro país, por las formas y visiones de gobernar.
Los desequilibrios regionales lejos de irse disminuyendo con el transcurso de los años por la modernización y fortalecimiento nacional, fueron acentuándose por las visiones políticas gubernamentales que en lugar de intervenir para lograr un desarrollo común y equilibrado, prefirieron alejarse, excluyendo a los estados que consideraron no rentables o de poco desarrollo, negándoles las oportunidades para que todos pudieran participar de la riqueza que esta noble nación a la que pertenecemos ha generado; para con ello disminuir las brechas que cada vez se iban acentuando entre el norte y el sur, buscando un bienestar equilibrado para la sociedad en su conjunto y los diferentes grupos e individuos que la componen, independientemente de la suerte regional o estructural que cada individuo, región o estado posee.
Pero con AMLO la política gubernamental cambió, la visión fue primero los pobres, primero aquellos a los que se le ha negado el crecimiento y las oportunidades, con el objetivo de tener un país más justo e igualitario, con mayor bienestar.
En conferencia de prensa matutina del día 14 de abril, el Presidente Andrés Manuel López Obrador afirmó: “Se está procurando que el crecimiento de México sea más horizontal, que no sólo tengamos crecimiento en el norte, en el bajío, en el centro sino también en el sur-sureste. Estaba desequilibrado el crecimiento económico y ahora se ha ido equilibrando, es decir, se ha ido volviendo más justo, más igualitario”.
Esta nueva realidad que se vive en nuestro país obedece primeramente a la voluntad y sensibilidad de nuestro mandatario, quien desde antes de iniciar su Gobierno anunció que dirigiría al país aplicando los principios de justicia social, lo que ha promovido un bienestar equilibrado para todos los miembros de nuestra sociedad, grupos e individuos que componen nuestra gran nación.
Era de conocimiento común que las brechas regionales estaban muy marcadas, el sur sureste se había quedado atrás y justo en este gobierno de AMLO se propuso cambiar esta realidad que otros no atendieron; el impulso que nuestro mandatario está dando a esta región de nuestro país, es resultado del incremento de la inversión pública que fomenta el gobierno federal, y es que nunca se había invertido tanto en el sur-sureste como ahora; lo que ha permitido que haya empleo y mayor crecimiento económico en esta zona.
Los ejemplos son muchos, las obras en esta región son la refinería Dos Bocas, el Corredor Interoceánico del Istmo de Tehuantepec y el Tren Maya;garantizándose para esta zona la generación de fuentes de empleo que por muchos años a la población de los estados del sureste se les habían negado, al respecto el Presidente señaló: “Es muy importante la industria de la construcción porque rápido se generan empleos, se reactiva la economía. (…) Nada más que cuando se terminan las obras ya hay que pensar en otras; no dejar de invertir para seguir creando empleos y que se vayan especializando los empleos que se van generando para que se tenga trabajo permanente”; remarcando que el desarrollo del sur- sureste del país, de los pueblos del sureste estará garantizado a través de Programas para el Bienestar.
- La columnista es Maestra en Derechos Humanos y Garantías Individuales, Subdirectora Ejecutiva en la Unidad de Desarrollo Comercial del Corredor Interoceánico del Istmo de Tehuantepec, ex Secretaria de la Mujer Oaxaqueña, contáctala en Facebook: MUMA Mariuma Munira, Twitter: @MariumaMunira
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