La oposición se volvió, de manera anónima por whats app, una forma de debilitar al gobierno. Cualquier expresión, disposición, declaración implica un dique de contención sistemático en contra a través de las redes y los medios convencionales. Los beneficios o perjuicios de dichas decisiones son lo de menos, lo importante es descalificar, desmentir, pronosticar un desastre.
Cuando atraparon por segunda ocasión a Ovidio Guzmán, luego de que fuera liberado el 6 de enero de 2019, esta vez en 2023, el 5 de enero, la oposición desplegó una serie de cuestionamientos a través de los celulares poniendo en duda la identidad del detenido.
No hubo mexicano con teléfono móvil, al que no se le intentara sembrar la duda sobre la identidad de Ovidio, tratando de hacer pensar que era otro, como prueba de que había un pacto entre el Cártel de Sinaloa y el gobierno federal, la falsa identidad consolidaba un trato que se mostró a todo el mundo en la primera ocasión en la que fue detenido.
La derecha no tomó en cuenta ninguna estrategia de inteligencia militar o policiaca en el suceso, menos aún la amenaza, a punta de fusil, contra cientos de familias de militares en Culiacán. Lo que querían es que se detuviera al hijo de El Chapo, lo demás, no importaba. Con ello, el Presidente se echaría encima a los militares y sólo quedaría bien con la derecha porque estaba creando un distanciamiento que no le perdonarían los uniformados.
Esa era la oportunidad ideal de la oposición para colocar al Ejercicio de su lado para preparar un golpe de Estado, o, por lo menos eso pensaron. Lamentaron mucho la liberación de Ovidio Él Ratón, Guzmán, pero no porque se hubiera atrapado a un delincuente sino porque fue, para sus fines, una oportunidad de oro.
Para la oposición la liberación inmediata de Ovidio Guzmán, era una prueba de que en México existía un narcoestado. Idea que trataron de introducir en la sociedad en cada tribuna desde la de la Cámara, en el Poder legislativo, como en los medios convencionales a su disposición.
Ahora que fue enviado Ovidio a Estados Unidos, es difícil creer que no se trataba del auténtico y los argumentos de la oposición, una vez más se cayeron, junto con los de tantos reporteros, columnistas analistas que ante tanto descalabro nunca han sido capaces de desmentir sus propios excesos, y siguen como verdaderos sociópatas, llenando los medios de mentiras.
Así sucedió con una larga lista de pronósticos que fueron deshaciéndose uno a uno conforme pasaba el tiempo. Hubo quienes aseguraban que López Obrador tenía planes de reelegirse, ahora empiezan apenas, a dudar de su idea con pocas bases pero con mucho odio.
También decían que era un peligro para México, que el dólar llegaría a los 50 pesos, que la hambruna se apoderaría del país, que el desempleo iba a llegar a tal grado que estaríamos todos los mexicanos mendigando.
Esos mismos adivinos del desastre siguen trabajando en sus respectivos medios con la condena de su falta de credibilidad pero el delito de mentir continúa impune.
Si un médico se equivoca con alevosía, con la intención de dañar, se le retira su licencia y no puede volver a practicar la medicina pero a un periodista o supuesto analista político no se le aplica ninguna sanción por decir mentiras públicamente e infundir el terror a la sociedad.
Ahora muchos mexicanos, todavía no todos desafortunadamente, desprecian a quienes los engañaron y se topan con la verdad que, en algún momento ocultaron quienes debían decir la verdad pero sus intereses personales se lo impidieron.
El afán de grupos de oposición, como los panistas de llamar narcoestado al gobierno de México, se debe a que quieren alejar su nombre del narcotráfico, donde personajes como Genaro García Luna, es un claro ejemplo.
México es un narcoestado tanto como los anteriores regímenes. O no lo es en ningún momento. Ser el vecino del país con mayor número de consumidores de droga, otorga una calidad, invariable, constante de prácticas relacionadas con el narcotráfico, el cual se ataque o no, mantiene una cantidad invariable de complicidad, rechazo o permisibilidad.
Hacemos comunicación al servicio de la Nación y si así no lo hiciéramos, que el chat nos lo demande.
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