Para todos los hombres y mujeres que mantienen vivo la tradición de la caricatura política en México
Además de ser un producto artístico, la caricatura política es un género periodístico que sirve para discutir temas nacionales e internacionales. Surgido durante el Renacimiento italiano contra el Academicismo en el arte que exigía el perfeccionismo, la caricatura resaltaba con humor los defectos físicos o internos de la gente. Con el paso del tiempo, la caricatura ha servido para criticar a todas las formas de poder político, económico, ideológico, mediático y eclesiástico.
Con más de doscientos años de práctica y existencia, la caricatura en México ha florecido como un género periodístico gracias a caricaturistas como Santiago Hernández, Jesús Martínez Carrión, Daniel Cabrera, José Guadalupe Posada, Abel Quezada, Rogelio Naranjo y Eduardo del Rio Rius, que publicaron en revistas satíricas dedicando su amor y su ingenio a la denuncia del mal, del abuso del poder y a las dictaduras. Sin importar la censura o la persecución que sufrieron.
En tiempos de la 4T, los medios de comunicación tradicionales, dominados por los intereses del libre mercado mundial, han denunciado constantemente que el presidente Andrés Manuel López Obrador es un “dictador represor que limita a la libertad de expresión” agravado con el reciente ataque al periodista Ciro Gómez Leyva ocurrido la semana pasada, causando ruido en las redes sociales apostando a un golpe de Estado, como ocurrió en Perú con Pedro Castillo Terrones. Hasta podemos ver como Claudio X. González o Javier Lozano comparten caricaturas de un nivel tan insignificante y pobre que coinciden con la visión y narrativa que buscan imponer.
El fallecido caricaturista Antonio Helguera dijo una vez “un caricaturista debe tener una visión amplia, puede criticar o estar de acuerdo con una visión de estado”. Caricaturistas como Rafael Barajas El Fisgón, Helio Flores, José Hernández, Rafael Pineda Rapé, Cintia Bolio, Jorge González Jerge, Gonzalo Rocha, Mario López, Beatrix yWaldo Matus ponen a prueba sus conocimientos, su dominio del oficio e inclinaciones personales para adquirir la responsabilidad de formar políticamente a las masas en publicaciones como La Jornada, El Universal, Milenio o la revista El Chamuco, con imágenes humorísticas de la realidad política mexicana e internacional que vivimos, apoyando o criticando una acción de la 4T. Además de ridiculizar a personajes como Vicente Fox, Felipe Calderón, Marko Cortés, Gustavo de Hoyos Walther, Jesús Zambrano o Alejandro Alito Moreno Cárdenas.
En mi opinión, la caricatura política mexicana es un importante instrumento para la opinión e influir en la sociedad para que tengamos un ambiente libre de violencia o de justicia. Y lo más importante es reconocer la misión educadora del caricaturista.
Hacemos comunicación al servicio de la Nación y si así no lo hiciéramos, que el chat nos lo demande.
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