“Existe una evolución tendencial a lo largo de la historia hacia una mayor igualdad social, económica y política. Las revoluciones, las revueltas, las luchas sociales y las crisis juegan un papel central en la historia de la igualdad”. Es lo que menciona el economista francés Thomas Piketty en su más reciente libro Una Breve Historia de la Igualdad. ¿Cómo se está combatiendo a la desigualdad en los cuatro años que lleva AMLO gobernando? ¿Estamos avanzando hacia una igualdad? ¿Es suficiente lo que ha logrado?
México posee una de las mayores concentraciones de riqueza a nivel mundial, el 1% de la población concentra el 25% del ingreso, cifra dos o tres veces más de la que se da en los países avanzados de Europa. Pero al mismo tiempo, tiene un crecimiento muy bajo de su PIB per cápita. El presidente Andrés Manuel López Obrador ha reiterado en numerosas ocasiones, hasta mencionarlo en sus libros Hacia una economía moral y A la mitad del camino, sobre el modus operandi de los neoliberales.
Durante los sexenios pasados, un pequeño grupo dedicaban a en privatizar los bienes públicos, realizar jugosos negocios al amparo del poder público y a desmontar el estado del bienestar moldeado a partir del cardenismo. No impulsaba el crecimiento económico, la creación de empleos e incumplió con sus responsabilidades de garantizar el bienestar social de los mexicanos. Los sectores de salud y educación se abrieron al sector privado, dándoles un golpe fuerte a la capacidad del estado de tomar el control de su propio destino.
En cambio con el gobierno de López Obrador, se han aplicado programas sociales en beneficio de agricultores y pescadores, adultos mayores, jóvenes sin empleo ni lugar en las aulas, estudiantes, madres solteras y personas con discapacidad. Como parte del Plan de Infraestructura del Instituto de Salud para el Bienestar (INSABI), 180 hospitales y centros de salud fueron rehabilitados realizados con una inversión de 11 mil 536 millones de pesos, que se tenían abandonadas o en alguna situación que impedían su avance. Por otra parte, el salario mínimo incrementó el cual beneficiara a 6.4 millones de trabajadores tras décadas de retrocesos sistemáticos del poder adquisitivo.
No obstante, ante estas decisiones que se han hecho por el bienestar del pueblo de México aun hay mucha resistencia por parte de la oposición. La derecha posee recursos materiales para generar golpes blandos para menguar todos los logros antes mencionados. El dinero por parte de empresarios como Claudio X. González y Gustavo de Hoyos Walther que aprovechan sus capitales para financiar alianzas en contra de la 4T; las instituciones como el Instituto Nacional Electoral (INE), que manejan grandes concentraciones de capital para organizar las elecciones según “sus criterios” o multar a cualquiera que incumpla con “las leyes o las decisiones del Tribunal Electoral del Poder Judicial de la Federación (TEPJF)”; los medios de comunicación; y a un grupo del mundo académico e intelectual que elabora las justificaciones, la legitimidad, de la distribución desigual de los bienes y servicios a nivel nacional e internacional.
Según mi punto de vista, las crisis económicas, la pandemia de Covid-19 y la revolución de las conciencias para recuperar ese estado de bienestar que fue desmantelado después de 36 años de pillaje neoliberal para que ascienda un proyecto que lo trascienda para alcanzar un auténtico cambio pacífico de régimen que acabe con la desigualdad.
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