El pasado 29 de octubre de este año, en un salón de la colonia Santa María la Ribera de la capital, se dio un concierto a unas 300 personas rapadas, ataviadas con la suástica y tatuajes nazis, corearon consignas hitlerianas y fascistas, coincidiendo con los 101 años de la fundación del Partido Nacional Fascista italiano (Partito Nazionale Fascista en italiano), fundado por Benito Mussolini; el 13 de noviembre, la clase media alta mexicana marchó en defensa del Instituto Nacional Electoral (INE), organizada por el empresario Claudio X. González y Gustavo de Hoyos Walther, en esta manifestación de protesta, una mujer vestida de blanco denostó su racismo llamando al actual presidente de México “indio de Macuspana”; y en los días 18 y 19 de noviembre de 2022 se llevaron a cabo la Conferencia Política de Acción Conservadora (CPAC) en un hotel de la Ciudad de México, precedida por René Bolio Halloran, dirigente anticomunista y ex militante del Partido de Acción Nacional (PAN), y Eduardo Verástegui, ex actor y ahora presidente de la CPAC.
En este cónclave conservador asistieron personajes de la derecha ultraconservadora como Steve Bannon, ex asesor de Donald Trump; el chileno José Antonio Kast; Eduardo Bolsonaro, hijo del saliente mandatario de Brasil Jair Bolsonaro; el senador estadounidense Ted Cruz; y Santiago Abascal, presidente del partido político español Vox. Bolio Halloran en una reciente entrevista con el periodista Álvaro Delgado menciono el motivo del cónclave:
Tenemos que enfrentar un mal que esta difundiéndose por todo el mundo y en nuestra América. Está toda la izquierda llegando al poder con políticas que están haciendo más pobre y más miserable a este planeta…Tenemos que hacerle frente, nuestras libertades están amenazadas, nuestras familias, el tema de la vida.
¿Qué quiso decir con esto? ¿A qué mal se refiere? Para entender estos acontecimientos hay que tomar en cuenta el panorama político en el que vivimos y que los cambios juegan un papel en la historia de la humanidad.
El triunfo de Andrés Manuel López Obrador a la presidencia en julio del 2018 marcó una coyuntura en la historia de México y América Latina, porque marcó el fin de la era neoliberal, marcado por la corrupción y la impunidad, que ostento el poder ejecutivo por más de 30 años y se sientan las bases hacia una democracia justa y equitativa, con políticas que reemplacen el modelo neoliberal, entre las que destacan la cero corrupción, la austeridad republicana, la separación del poder político del poder económico, apoyo económico a los adultos mayores, becas a los jóvenes de escasos recursos y la no condonación de impuestos a los grandes empresarios.
También otras de las políticas a destacar son libertades a la comunidad LGTB y despenalización del aborto por parte de la Suprema Corte de Justicia de la Nación en septiembre del 2021. El modelo de la 4T tuvo un fuerte impacto popular en América Latina, el cual derivó en una ola de gobiernos progresistas, con dirigentes provenientes de los movimientos populares que han luchado por la igualdad y la justicia en contra del neoliberalismo en Argentina con Alberto Fernández, Pedro Castillo en Perú, Luis Arce en Bolivia, Gabriel Boric en Chile, Gustavo Petro en Colombia y el más reciente con Lula da Silva en Brasil.
Ante toda una revolución, siempre viene una contrarrevolución. Tal como lo hicieron Benito Mussolini y Adolf Hitler hace cien años, surgieron líderes ultraderechistas en Europa poniendo fin con décadas de legislación comunitaria en Francia, Italia, Hungría y España que explotan el miedo y frustraciones de la población para construir sus movimientos y consolidar una unidad nacional.
Ante la crisis del modelo económico neoliberal, agravado por la pandemia de Covid-19, causado por el nuevo coronavirus SARS CoV-2, la derecha mundial apuesta por el fascismo porque ve sus intereses amenazados en América Latina, usando los medios de comunicación para explotar los miedos, las frustraciones y los rencores de la población, con la firme creencia que unidos repelerán a la izquierda y así preservaran el estatus socioeconómico, la vida y la riqueza.
Esta es una apuesta muy arriesgada, porque el camino del fascismo llevó al estallido de la Segunda Guerra Mundial que duró de 1939 hasta 1945, en la que murieron más de 100 millones de personas. Una lección que nos deja la historia es nunca olvidar las acciones humanas en el pasado, para no repetirlas.
Hacemos comunicación al servicio de la Nación y si así no lo hiciéramos, que el chat nos lo demande.
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