“Vamos juntos a buscar, una cosa pequeñita que se llama libertad…” retumba en el eco político de hoy en día esa canción en la voz de la gran Mercedes Sosa, ya que nuevamente los países de Nuestra América vuelven a tomar el rumbo hacia gobiernos de izquierda con distinto matiz, pero que en el fondo se traduce en alguna mejoría de las mayorías de esas naciones. De ello hablaremos en el presente texto a propósito de la reciente victoria de Lula en Brasil.
Sube y baja
Sin duda a través del siglo XX vimos como se desarrollaba en lo particular en Latinoamérica la lucha por la revolución mundial impregnada de la guerra fría. Así, pudimos notar como el imperialismo estadounidense tuvo que instaurar dictaduras militares y desaparecer físicamente a toda persona que luchara por sus derechos.
Los traumas sociales que vivieron todos los países latinoamericanos son de una magnitud gigantesca. Tan solo hay que observar el fenómeno de los desaparecidos para darnos una idea de ello. Se impuso con sangre el orden desigual del capitalismo, donde pocas personas concentran la riqueza injustamente y la mayoría de la población vive en pobreza.
Ejemplos de triunfo fueron pocos como la Revolución Cubana y la Revolución Sandinista que sufrieron de un acoso tremendo por los dueños del dinero extranjeros. Otro caso, como el de Chile será la demostración de que en la medida de lo posible no iban a permitir que llegara la izquierda a gobernar.
Con el “fin” de la guerra fría a finales del pasado siglo parecía ser que el capitalismo voraz había resultado vencedor. Sorpresa se llevaron unos años después cuando comenzaron a emerger varios gobiernos de Latinoamérica que a través de elecciones burguesas llegaron al poder las izquierdas y eso trajo una confrontación hacia el imperialismo estadounidense.
Venezuela y, como casi siempre, Cuba llevaron la batuta y liderazgo que después fue retomado por varios países de Sudamérica que miraban a la izquierda y, como buena oleada, se conjuntaban para entablar lazos fraternos y buscar de alguna forma plasmar el ideal bolivariano de una América unida y antiimperialista.
Conservar el viraje
Sin embargo, esta efervescencia de gobiernos de izquierda duró poco más de una década, ya que poco a poco fueron perdiendo las elecciones y al poder fue llegando una derecha enfurecida, rancia y reaccionaria (con tintes fascistas). Ejemplos de ello fueron los gobiernos de Macri (Argentina) y de Bolsonaro (Brasil) que dejaron desastres a su paso, buscaron destruir todas las conquistas sociales de los anteriores gobiernos populares.
Y como un sube y baja, una montaña rusa o la metáfora que quiera utilizar, pareciera que existe una alternancia de gobiernos con ideologías contradictorias. No obstante, México fue un parteaguas al llegar en 2018 la izquierda por primera vez en muchísimos años, a partir de ahí volvieron los gobiernos de izquierda a muchos países, incluso llegaron a unos donde nunca lo habían logrado, Colombia es el claro ejemplo de ello.
Cada uno de estos gobiernos, donde el triunfo reciente de Lula en Brasil es la cereza del pastel, en la medida de lo posible ha buscado mejorar las condiciones de la mayoría de la población, luchando cada día contra los poderes económicos dominantes que les cuesta mucho ceder aunque sean cosas mínimas.
La tarea de toda persona en Latinoamérica ahora es defender todos esos gobiernos de izquierda, profundizar los cambios sociales en beneficio de las mayorías empobrecidas, que la dignidad se haga costumbre y no permitamos el regreso de la derecha fascistoide… “Hermano dame tu mano hecha puño, que no necesito más…”
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