En los últimos días, se reportó en medios la presencia de Elon Musk, fundador de Tesla y SpaceX, en el municipio de Santa Catarina, Nuevo León. Aparentemente, en la zona de la Huasteca; lugar estratégico para dar forma a sus posibles proyectos.
Según se dice, hay planes para realizar una inversión millonaria en la entidad, lo cual convertiría a Nuevo León en una sede nueva de sus armadoras. Además, se proyecta haya un buen beneficio al aprovechar la frontera con Texas, lugar donde está su matriz.
Ahora bien, así dicho, parece ser que no hay ningún problema, pues en lo primero que se piensa cuando se alude inversión extranjera es en generación nuevos empleos. Sin embargo, de confirmarse lo que se dice en medios, que Tesla llegue a Nuevo León, en realidad, no representa un beneficio como tal.
En primer lugar, habría que poner un «pero» sobre el lugar, ya que la Huasteca fue declarada por la Unesco, en 2006, como una zona de reserva de biosfera. Aunque bien, esto nunca ha sido respetado del todo, por lo que bien podrían aprobarse los permisos necesarios para «dar luz verde» al proyecto de Musk.
En segundo lugar, en los intentos de Tesla por entrar en territorio europeo, se ha topado con diversos obstáculos, principalmente por el recurso del agua. Pero esto, al parecer, tampoco parece ser una preocupación para aquellos que aplauden o se alegran por la noticia.
Esto resulta significativo y llama mucho la atención, ya que, para la producción de un vehículo, se necesitan entre 1300 y 4300 litros de agua, dependiendo del modelo y proceso de fabricación. Entonces, de llegar Tesla a Nuevo León, esto significaría sumar una nueva empresa a aquellas 15 que gastan 43 veces más agua que toda la población de la entidad.
Esto lleva a un tercer punto, pues hace poco más de un mes, se declaró, vía decreto, el «fin de la crisis» de agua en Nuevo León, algo inaudito, ya que se generó mucha sospecha sobre este asunto. Algunos aseguraban que no había tal crisis, sino que era una estrategia para obtener recursos de la federación, por lo que, una vez obtenido el cheque, todo volvió a la normalidad. Otros decían que era fruto de una mala gestión en la administración del vital líquido por parte de Agua y Drenaje de Monterrey; entre otras hipótesis.
Por tanto, ¿Resulta prudente que Nuevo León arriesgue su agua por atraer inversión extranjera? Pues bien, el tiempo dirá si realmente fue una nueva idea. Mientras, los spots del estado, vía Agua y Drenaje de Monterrey, siguen bombardeando: las calles, con espectaculares de bañarse en tres minutos; la radio y la televisión, con advertencias por no cuidar el agua debidamente; y redes sociales, con información diaria de los niveles de agua en la entidad.
Con otras palabras, el estado de Nuevo León le carga la responsabilidad del cuidado del agua a los ciudadanos, como si las empresas, con distintos giros, no representaran un problema. Acá el mensaje parece ser: «se puede explotar los recursos naturales, siempre y cuando se pague por ello».
Por lo mismo, el punto aquí lleva a plantearse qué tanto se está dispuesto a dar a cambio para que Tesla llegue a Nuevo León. Cierto sector, por lo común, piensa que este tipo de asuntos representan un progreso para la sociedad, aunque quizá el progreso real sería reconocer lo invaluable que son los recursos naturales. De otra forma, no se ha aprendido nada.
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