“La calumnia es una acusación falsa y malintencionada que se hace en contra de otra persona, sin importar que se tenga conocimiento de que la imputación surgió de una mentira”.
Hoy por hoy, es increíblemente fácil calumniar a alguien o a un gobierno; gracias a la prensa mercenaria y a las redes sociales, es de lo más sencillo crear toda una controversia alrededor de esa persona, llegando a millones en un suspiro.
La problemática y el daño llegan cuando, tras haber soltado todas esas acusaciones falsas y se quiere decir y aclarar la verdad, ya no llega a toda esa gente que recibió la calumnia; porque la gente no investiga, se cierran, porque les dicen lo que quieren escuchar, porque se siembra en terreno fértil la duda.
Los opositores al gobierno del presidente Andrés Manuel López Obrador, echan mano a una de las conductas más dañinas que puede tener el ser humano en contra de sus congéneres, en contra de una nación, esto es la mentira, la calumnia.
La calumnia es un perverso método y nuestro país tiene a grandes exponentes que han utilizado la prensa nacional e internacional y a sus flamantes columnistas: Ahí les van, si omito a alguien espero me disculpen, El Universal, Milenio, Reforma, El Financiero, El Economista, The Wall Street Journal, The New York Times, The Washington Post, The Financial Times, El País, Loret de Mola con Latinus, los Krauze, Leo Zuckerman, Denise Dresser, Brozo, el tan afamado Aguilar Camín, el chilenito Pablo Hiriart, los desesperados o sea los Ferriz, el odiado Alazraki, Sergio Sarmiento, Macario Schettino, Héctor de Mauleón, Jorge Berry, la mal caricatura Paco Calderón, Riva Palacio, Jorge Ramos, Adela Micha, etcétera.
Los empresarios que han sido beneficiarios de los gobiernos, traficantes de influencias, Claudio X González, Carlos de Hoyos, los “políticos” como Marko Cortés, Lilly Téllez, Javier Lozano, Dante Delgado, expresidentes, gobernadores… El repertorio es amplio pero sintetizo: Son todos aquellos personajes que han perdido privilegios, dádivas, viajes, posiciones consulares.
Te invito a reflexionar sobre los complejos vínculos que se dan entre la calumnia y la mentira en la democracia; el problema de todo esto no depende solamente de los calumniadores sino también de las audiencias, que debemos ser críticas con la información que recibimos para que podamos reconocer la diferencia entre verdad, calumnia y mentira, cuestión harto difícil, ya que las mentiras están muy bien maquilladas.
“Sobre los calumniadores recae lo más sucio y ruin del ser humano, el calumniador es despiadado y poco le importa el daño con tal de lograr su objetivo, el que calumnia es un criminal en potencia que es capaz de acabar con la reputación de otro en un instante, es un delincuente en potencia que ha preparado, como el más avezado violador de la ley, todo el escenario para infligir daño, dolor y perjuicios”.
Los opositores qué están en contra de AMLO, de esta 4T han replicado muchísimas calumnias que combatimos todos los días para que no hagan mella en la memoria colectiva; todos los días se van cayendo las máscaras de los apartidistas, de los mercenarios, de los críticos, de los periodistas, de académicos, para dejar al descubierto sus filias y fobias.
Creo yo que los que más daño han hecho son los pseudoperiodistas han colaborado en la destrucción del país, divulgando mentiras, cobrando mucho dinero por participar en la devastación de México; para enriquecerse, para no perder el poder pusieron en riesgo nuestra seguridad, nuestra tranquilidad y la vida de millones de mexicanos. Le pusieron precio a la democracia y a la verdad.
Aquí y ahora es nuestro tiempo, es nuestra lucha, es la cuarta transformación. Abrazo fraterno.
Hacemos comunicación al servicio de la Nación y si así no lo hiciéramos, que el chat nos lo demande.
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