En este diálogo quisiera hablar del innegable personaje que desde hace algunas semanas representa la indignación de la clase política de México. La persona que, con un lenguaje prosaico, por decirlo menos, nos ha mostrado la vileza con la que se desenvuelve en su espacio de poder. Más allá de las palabras, expresiones o ejemplos sobre cómo se lleva a cabo su dirigencia hablemos del imaginario social que se confirma en sus prácticas.
Lo que podemos constatar es el mito: los políticos son ladrones por el hecho de dedicarse a la política. Bueno, no hay que decir mucho en este aspecto, se dio vuelo hablando sobre no pagar a los proveedores, cobrar por abajo del agua dinero para gastos de campaña que tenían que inyectar en ciertos lugares y la altanería que rige su convivencia. Un mito más: los hombres son violentos por el hecho de ser hombres, además se demuestra de esa forma la “virilidad” que tienen o, por lo menos que representan.
A juzgar porque le encanta tener en la boca la expresión similar a “golpiza salvaje”, uno diría que sí, en efecto se representa bien lo que se asocia a lo masculino. Si este fuera un análisis psicológico superfluo, como esos que le encantan a los programas de revista, diríamos que existe una tendencia homosexual en el trasfondo de la necesidad imperiosa por exagerar este tipo de rasgos. Por suerte, nuestro diálogo no se enfoca en estos aspectos.
Lo que más me impacta es el tono que ha tomado la violencia de género. Hemos visto en los últimos años que las mujeres en las cámaras de diputados también traen a flor de piel la violencia política en razón de género. A la senadora López Rabadán le encanta decir que está siendo violentada y la hemos visto haciendo escenas de gritos a todo pulmón. Y me pregunto ¿dónde están las feministas para alzar la voz en contra de estas figuras hechas memes de carne y hueso que denigran al género femenino? No lo digo sólo por las que se hacen pasar por víctimas de violencia de género, sino también por aquellas que con sus prácticas políticas dejan vigente otro de los imaginarios tan característicos de los estereotipos de la mujer, que tiene que ver con usar el cuerpo para conseguir cosas.
También Moreno Cárdenas nos regala esta representación en sus audios, pero es más significativo lo que se ha generado en torno a la descalificación por parte de algunas mujeres a la gobernadora de Campeche, en lugar de cuestionar al señor que gusta de solicitar entregas personales. A la gobernadora la llaman a la sororidad hacia las diputadas que han enviado sus packs, ¿dónde están las feministas volcando su sororidad exigiendo que se haga una ley en contra de estas prácticas denigrantes? ¿Dónde quedaron las feministas que les exigen sororidad a las diputadas para que eviten este tipo de acciones que no apoyan en la desmitificación de subir de puesto sin tener los méritos?
Lo peor no es eso, sino que hayamos estado llenos de políticos que una y otra vez replican las mismas actitudes, acciones y prácticas que ya nos tienen hartos. La lista es larga, abarca variación en edades, puestos, jerarquías y todas las actitudes se repiten. Hay representantes en los colores que se quiera o de las letras que lleve. Desde las vedettes, los presidentes, políticos jóvenes, los que se burlan de las personas en su cara, hombres, mujeres, hijos e hijas. Para qué enlistarlos, cada lector colocará los nombres que quieran.
Bueno, nos molestamos por las expresiones de Moreno Cárdenas, pero las de Lorenzo Córdoba, que no es precisamente ‘político’ también se llevan un diez. Sin embargo, al igual que decía Álvaro Cueva el lunes pasado, si nos fijamos sólo en las palabras quedamos en la superficie. Lo que hay en los memes de las últimas semanas es lo denigrante que resulta ser político en México por todo lo que hemos vivido con sus escándalos.
Y bueno, en todos lados se cuecen habas. No olvidemos a Clinton o Johnson, quien también por algunas acusaciones renuncia. El ostentar poder hace a las personas perder los pocos límites que se tienen, cuando los hay. Alguna vez en una clase de política educativa una profesora nos dijo “ojalá aquí esté el siguiente secretario de Educación”, la mayoría detestó la idea, otros se extrañaron por el comentario. Yo espero que en algún momento dedicarse a la política en México y el mundo sea algo más honorario de lo que en estos momentos significa, ¿ustedes qué opinan?
Hacemos comunicación al servicio de la Nación y si así no lo hiciéramos, que el chat nos lo demande.
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