La Máquina cayó 2-1 ante Flamengo en la Copa Intercontinental tras un gol validado por tecnología de línea. De Arrascaeta fue la figura y Ángel Sepúlveda vivió sus últimos minutos con el club, en una noche cargada de tensión y emociones.
Cruz Azul se despidió de la Copa Intercontinental tras caer 2-1 ante el Flamengo de Filipe Luís en un duelo intenso, vibrante y con tintes de tragedia deportiva para los celestes, que compitieron de tú a tú, pero otra vez se quedaron cortos en el momento clave.
El partido arrancó con vértigo. El primero en golpear fue el conjunto brasileño con un viejo verdugo del área: Giorgian de Arrascaeta, quien abrió el marcador con una definición precisa que encendió a los cariocas. La Máquina respondió con carácter y encontró el empate antes del descanso gracias a Jorge Sánchez, que apareció por sorpresa para devolverle la vida al equipo de Nicolás Larcamón.
El segundo tiempo elevó la tensión. Flamengo empezó a inclinar la cancha con llegadas constantes, mayor posesión y presión alta. Al minuto 71, llegó la jugada que definió la noche: De Arrascaeta disparó y el balón apenas cruzó la línea. El árbitro sueco Glenn Nyberg dio el gol tras recibir la confirmación del sistema de tecnología de línea de gol (Ojo de Halcón), que alertó vía brazalete que el esférico había entrado completamente.
A partir de ahí, Cruz Azul fue corazón más que claridad. Intentó empujar, colgó balones y buscó el milagro. En el cierre, Larcamón envió al campo a Ángel Sepúlveda, quien vivió sus últimos minutos con el conjunto de La Noria en un cierre cargado de simbolismo, pero el empate nunca llegó.
Con este resultado, Flamengo avanza a semifinales y chocará con Pyramids FC de Egipto, que dio la gran sorpresa al derrotar 3-1 al Al-Ahli de Arabia Saudita. El ganador de ese duelo se enfrentará al París Saint-Germain en una final que ya se perfila como de alto voltaje.
Para Cruz Azul, otra noche de ilusión corta; para Flamengo, un paso firme hacia la gloria internacional.
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