Por: Sebastian Juárez
En el momento en que Wes Craven escribió y dirigió Pesadilla en la calle Elm (A Nightmare on Elm Street, 1984), nuestros sueños nos vuelven sus esclavos.
Freddy Krueger, el mítico asesino de los adolescentes de los años 80, fue un ícono para el cine de terror psicológico y slasher. Con escenas icónicas, efectos especiales sobresalientes y una gran actuación por parte de Robert Englund, quien encarnó al mismísimo Krueger, esta es una de las sagas más icónicas del mundo del terror, al igual que Viernes 13 con el mítico asesino Jason Voorhees, Halloween con Michael Myers, Pinhead de Hellraiser, entre otros seres sobrenaturales. Sin embargo, como toda saga, siempre ha tenido buenas películas y malas. Por eso es que aquí te dejamos un top de la peor a la mejor película del verdugo dentro de las pesadillas.
A Nightmare on Elm Street Remake (2010)
Para los fans del monstruo de las pesadillas, fue un verdadero disgusto. Este remake intentó darle un nuevo tono oscuro y más realista, pero no fue lo que se esperaba. El diseño de Krueger fue uno de los puntos negativos que hundió al filme, además de que carece del magnetismo siniestro que tenía Englund.
La muerte de Freddy, la pesadilla final (1989)
Este filme es uno de los más absurdos de toda la saga. Afirmaron que iba a ser el cierre definitivo, pero no fue así. Con un exceso de comedia y malos chistes, este Freddy Krueger que nos presentaron es el peor de todos, pues ya no causaba miedo. Lo más sobresaliente de la película son los cameos de Johnny Depp y Alice Cooper.
Pesadilla en la calle Elm: el niño de los sueños (1989)
La saga comienza a desgastarse, pero sigue teniendo valor visual. La protagonista, Alice, vuelve para enfrentar a Freddy, que ahora intenta renacer a través del hijo no nacido de ella. El tono es gótico y grotesco, con secuencias de sueño muy elaboradas, aunque la historia es más floja.
Pesadilla en la calle Elm: La venganza de Freddy (1985)
Una secuela muy diferente: en lugar de atacar en sueños, Freddy intenta poseer el cuerpo de un joven llamado Jesse. El tono es más oscuro y psicológico, con una clara lectura sobre la represión y la identidad sexual. En su momento fue rechazada por los fans, pero hoy tiene estatus de culto y es analizada como una alegoría LGBT en el cine de terror.
Pesadilla en la calle Elm: el amo de los sueños (1988)
Visualmente, es una explosión de creatividad ochentera: colores saturados, efectos prácticos alucinantes y una banda sonora potente. Freddy es más showman, con asesinatos imaginativos dentro de sueños imposibles. Un ejemplo de ello es cuando convierte a una chica en cucaracha, lo que ha causado que mucha gente le tenga terror a estos insectos hasta la fecha.
Pesadilla en la calle Elm: la nueva pesadilla (1994)
Con la misma fórmula, tuvo mejor aceptación entre los fans. Wes Craven decide “matar” definitivamente a Freddy, llevándolo a un nivel superior. Ahora, los actores de las películas originales son acosados por una entidad maligna que adopta su forma. Heather Langenkamp se interpreta a sí misma, enfrentando el regreso de Freddy a la vida real. El tono es más serio y filosófico, explorando la naturaleza del miedo y el impacto del horror en la realidad. Además, este Freddy es más aterrador; más demonio que payaso, como en las entregas anteriores, menos humano y más simbólico.
Pesadilla en la calle Elm: Guerrero de los sueños (1987)
Esta secuela revitalizó la franquicia. Nancy (Heather Langenkamp) regresa para ayudar a jóvenes internados en un hospital psiquiátrico que comparten el mismo enemigo: Freddy. Los adolescentes descubren que pueden controlar sus sueños, convirtiéndose en “guerreros oníricos”. La película mezcla terror, fantasía y un tono más épico. Aquí, Freddy se vuelve más irónico, lanzando frases ingeniosas antes de matar, pero sin perder su oscuridad.
Pesadilla en la calle Elm (1984)
Esta primera película es una obra maestra del terror; Wes Craven mezcló la vulnerabilidad de los sueños con la brutalidad del slasher, creando un concepto nuevo jamás visto antes en las películas de terror. Freddy Krueger, interpretado magistralmente por Robert Englund, es una figura infernal pero carismática, mitad demonio y mitad pesadilla viva. Su atmósfera surrealista, efectos prácticos innovadores y ritmo implacable hicieron historia.

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