Jesús Ernesto Merece una vida

El buen libro dice que no hagamos lo que no nos gustaría que nos hicieran, que con la vara que midas serás medido, y lo cierto es que en los últimos dos días se ha desatado un tema desagradable en redes sociales y la autora es Lourdes Mendoza, una mujer que ha usurpado el noble oficio del periodismo para convertirse en una golpeadora política según se encuentren sus principios. Hace una década sus principios estaban con Emilio Lozoya, en 2018 la noche que AMLO ganó la elección sus principios estaban en la casa de campaña de Morena donde se le veía aplaudiendo hasta que se le hincharon las manos, hoy sus principios están con los peores intereses de México, el PRIAN.

Hace unos días Lourdes Mendoza publicó una foto de Jesús Ernesto López Gutiérrez, hijo del Expresidente López Obrador y de la escritora y académica Beatriz Gutiérrez Müller. En la foto se ve a Jesús Ernesto de 18 años recién cumplidos sentado esperando un plato de comida presuntamente en el restaurante Hunan, y digo presuntamente porque no hay datos o pruebas que puedan comprobar que ese sea el restaurante, que incluso si fuese el caso es una nimiedad, pero en un momento entraré en profundidad a ello.

Quiero compartirles el texto tal cual que escribió Lourdes Mendoza sobre la foto que publicó: “Déjà vu en estos momentos como hace 4 años estuvo @EmilioLozoyaAus se encuentra el próximo españolado #chocoflan conviviendo con el pueblo bueno y sabio del #Hunan. ¿Pagará con los 200 pesos que su papá siempre trajo en la cartera? Así o más incongruentes Morena”.

Pongamos en contexto la situación: Lourdes Mendoza, una mujer de 66 años que tiene una columna y foro en el periódico El Financiero, decide publicar en su cuenta de Twitter, cuenta que tiene más de 232,000 seguidores, una foto de Jesús Ernesto, un muchacho que acaba de cumplir 18 años y que está pensando si estudia Relaciones Internacionales. Este muchacho no tiene redes sociales, así que no puede responder a Lourdes Mendoza, no tiene redes sociales así que tampoco puede defenderse de los ataques sobre su persona que deriven de la fotografía de Lourdes. La razón por la que alguien le tomaría foto en primer lugar no es por ser él, sino por ser hijo de quien es, posiblemente la única decisión que jamás elegirá en su vida: ser hijo de López Obrador. Mi pregunta es: ¿Se trata de una situación justa? ¿Se trata de un escenario parejo?

La indignación se propagó como la peste negra, las redes se volcaron y las masas reaccionaron, rápidamente los insultos corrieron a Lourdes por parte de gente que se identifica con la izquierda por el acto de mezquindad y también corrieron insultos a Jesús Ernesto por gente que se identifica con la derecha y que lo odia a muerte por compartir código genético con su padre. Ambas partes empezaron a subir el tono y no pasó mucho tiempo para que usuarios de redes sociales buscaran imágenes de la hija menor de edad de Lourdes Mendoza para exponerla de la misma manera que ella hizo con el hijo de AMLO. Una parte importante de la red decidió aplicar la de: “A quien a hierro mata, a hierro muere”.

Reflexionando sobre el tema he llegado a las siguientes conclusiones:

La primera: El “no somos iguales” no solamente es para los políticos de la 4T, sino también para sus simpatizantes. El usar la imagen de la hija de Lourdes Mendoza para responder por su bajeza no los hace mejores que ella, solo los hace iguales, hacerlo nos rebaja a su nivel, al nivel en el que ella quiere que se desarrolle el debate, en el fango, en el lodo, pues con estiércol en los ojos es más difícil para todos distinguir el bien y el mal. Y no, no es de cobardes no responder, se necesita más valor para no jalar de un gatillo que disparar un arma.

El segundo: Lourdes obtuvo lo que quería, atención de los medios de comunicación y un papel de víctima al que pueda jugar para conseguir la misericordia de la República de Twitter, esto con tal de subir su capital mediático y en caso de que alguien esté interesado en adquirir su pluma pueda costarle más que ayer, quien lo dude que escuche la entrevista que le hizo Ciro Gómez Leyva, seis minutos de drama de alguien que está dispuesto a disfrazarse de víctima a sabiendas de que lastimó a alguien que no puede defenderse. Ella gana dentro de su propio círculo y dentro de sus propios fines.

El tercero: ¿Son los hijos de los políticos criticables y pueden estar bajo escrutinio público? La respuesta es depende. En esencia responde a una serie de factores y requisitos, por ejemplo, si el hijo del político decide involucrarse en el mismo oficio de su padre o madre, sí debe estar bajo escrutinio; si el hijo del político decide permanecer en el anonimato pero decide usar la figura de sus padres para beneficios económicos y usarlos como tráfico de influencias, sí debe estar bajo escrutinio; si el hijo del político decide renunciar al foco público, si el hijo del político decide llevar una vida normal y, en especial, si el hijo del político es alguien que es menor de edad y no puede defenderse, no puede y no debe estar bajo escrutinio, porque no se trata de un personaje público, no se trata de alguien que haya decidido participar en el ring público. Bajo estos criterios se puede explicar por qué se criticó a los hijos de los siguientes políticos:

A los hijos de Martha Sahagún e hijastros de Fox se les sometió bajo escrutinio por haber hecho negocios millonarios al amparo de la Presidencia de la República que su padrastro presidía.

A la hija de Peña Nieto se le sometió bajo escrutinio porque usó el avión presidencial de su padre para traer de Nueva York a un tatuador profesional para que le hiciera un tatuaje en su muñeca en la residencia oficial de Los Pinos.

Al hijo de López Obrador no se le somete a escrutinio, se le ataca, se le difama, se le calumnia, se le pretende destruir no por algo ni siquiera remotamente similar a los dos ejemplos anteriores, sino por su apellido. Desde los 12 años, cuando su padre asumió la Presidencia de México, recibió el odio de todos los malquerientes de su viejo. Su padre sigue vivo pero sus enemigos ya los heredó. Habla de lo enfermos que se encuentran los medios de comunicación no porque existan voces como las de Lourdes Mendoza, sino porque no hay voces que estén dispuestas a combatirlas, por lo menos no en la radio, no en la televisión, no en los periódicos. Hay que levantar la voz y por eso hoy dedico esta columna a Jesús Ernesto, quien de todos los hijos de mi paisano es el más cercano a mi edad. Jesús Ernesto merece una vida, y todos debemos defender su derecho a vivirla.

PD: Alito Moreno acaba de perder otro senador de su bancada lo cual hace que el PRI pierda la vicepresidencia de la Mesa Directiva de la Cámara de Senadores, un buen símil de cómo se encuentra su partido y su destino, en moronas.

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