El gobierno de la Ciudad de México, encabezado por Clara Brugada, realizó la primera asamblea pública sobre gentrificación en el Parque España, con la participación de alrededor de 300 vecinos de las colonias Roma, Condesa e Hipódromo, y más de 50 intervenciones ciudadanas. La reunión busca construir soluciones colectivas frente a un fenómeno que ha desplazado población y disparado el costo de vida.
El secretario de Gobierno, César Cravioto, aseguró que no se repetirá la jornada violenta ocurrida el pasado viernes durante una marcha contra la gentrificación, donde fueron vandalizados varios comercios. “No habrá otra marcha violenta”, sentenció, y reiteró que la capital debe seguir siendo una ciudad santuario, sin espacio para actitudes xenófobas.

Vecinas y vecinos propusieron aplicar impuestos diferenciados para extranjeros, regular plataformas como Airbnb, limitar el aumento de rentas y frenar la corrupción inmobiliaria. Cravioto recordó que ya existen leyes para restringir el arrendamiento turístico a seis meses al año y evitar incrementos por encima de la inflación.
Funcionarios del gabinete capitalino, como Inti Muñoz, Ana Francis Mor y Alejandra Frausto, acompañaron la asamblea, junto con autoridades de Participación Ciudadana y representantes de la alcaldía Cuauhtémoc. El director general de Gobierno de la demarcación, Obdulio Ávila, reconoció el derecho a la protesta, pero advirtió que no puede hacerse a costa de terceros.

Tomás Pliego, secretario de Atención y Participación Ciudadana, informó que ya se atendió a los comerciantes afectados por los disturbios. Algunos ya presentaron denuncias ante la Fiscalía, y el gobierno capitalino reiteró su respaldo para que no vuelva a repetirse un hecho similar.
También se anunció una próxima asamblea que contará con la presencia de la Jefa de Gobierno y la alcaldesa Alessandra Rojo de la Vega. Ambas instancias, aseguró Pliego, mantienen una relación institucional para atender de forma coordinada este fenómeno urbano.

El gobierno capitalino dejó claro que habrá diálogo permanente, pero con orden: se escucharán las voces ciudadanas, se regulará el mercado inmobiliario, y no se permitirá que la violencia ni la discriminación marquen el rumbo de la ciudad.
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