La cuestionable Misión de Observación Electoral de la Organización de los Estados Americanos (OEA), ya dio su “estimación” preliminar sobre las pasadas elecciones judiciales que se llevaron a cabo en nuestro país, el domingo primero de junio.
La OEA reconoció, en primera instancia, que el proceso electoral extraordinario, se llevó a cabo con tranquilidad y en paz, sin embargo no tardaron en desestimar el ejercicio democrático, diciendo que fue “sumamente complejo y polarizante”, por lo que “recomienda” no replicar este modelo de lección para el Poder Judicial.
Yo solamente me pregunto: ¿cómo un ejercicio democrático fomenta la polarización? Están diseñados para que toda la ciudadanía participe, incluso si está en desacuerdo; es la forma más parcial en que se puede expresar, incluso, un descontento. Entonces, ¿estarán viendo todo el panorama?, o ¿fue polarizada su opinión tras reunirse con los opositores Norma Piña y Javier Laynez?, por ejemplo. O quizá se la pasaron sintonizando los “reportajes especiales” de Azteca.
Estos enviados de la OEA, dijeron que se tendría que evaluar si este proceso electoral“contribuye a fortalecer los principios fundamentales de la administración de justicia; o si, por el contrario, acaba debilitando la transparencia, imparcialidad, eficacia e independencia del Poder Judicial”. Dicho lo anterior, recomendaron a otros países de la región “que no se replique este modelo de selección de jueces”.
La Presidenta Claudia Sheinbaum lo dijo en sus conferencias matutinas más recientes: todo proceso es perfectible y se evaluarán los puntos de mejora, sin embargo, la Elección Judicial en nuestro país, es un ejercicio democrático sin precedentes, que busca que la justicia sea accesible para todo el pueblo mexicano y no solo para unos cuantos. Sin duda es mejorable, pero al parecer, la OEA y unos cuantos detractores, le temen al cambio, a lo nuevo y al fin de los privilegios que compran algunos, con el saliente Poder Judicial.

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