Lo ocurrido la tarde-noche de este sábado 5 de abril en el llamado festival Axe Cordenada 2025 fue un suceso que no solo dejó la lamentable muerte de dos jóvenes, sino que destapó una cloaca de la que pocos se salvan.
Lo primero que hay que resaltar es la falta de normativa y protocolos de actuación en la Ciudad de México. Y es que, a pesar de que la norma indica que los permisos de seguridad los otorga la alcaldía, en este caso, Miguel Hidalgo, el Gobierno de la Ciudad de México no supo cómo controlar el problema.
El alcalde de Miguel Hidalgo, Mauricio Tabe, reaccionó hasta que salió de la boda de su amigo Santiago Taboada, por lo cual, a pesar de estos lamentables hechos, el festival continuó con toda normalidad. Incluso, las cuentas oficiales de Axe Cordenada hacían mofa de lo sucedido.
El Gobierno de la Ciudad de México también fue endeble en su actuación. Debería intervenir ante la falta de gobernabilidad de la alcaldía; sin embargo, se limitó a emitir un comunicado donde informaba lo ocurrido y explicaba que la Fiscalía General de Justicia de la Ciudad de México haría las investigaciones correspondientes.
El festival, para evitar que le clausuraran el segundo día, contrató a una empresa privada de paramédicos, quienes brindaron protocolos de reanimación a las víctimas y los llevaron al hospital del IMSS Bienestar Rubén Leñero. Horas más tarde, mediante un comunicado, el Gobierno de la Ciudad de México informó que los jóvenes habían muerto en el nosocomio. Sin embargo, fue la institución federal la que desmintió dicha versión y detalló que los jóvenes llegaron sin vida; es decir, los levantaron muertos.
Desde la mañana del domingo 6 de abril, el alcalde Mauricio Tabe se ha dedicado a echar culpas y tratar de limpiar su imagen, mientras que la jefa de Gobierno, Clara Brugada, guarda un silencio sepulcral.
Por otro lado, otro grave problema que destapó este hecho fue la corrupción que existe en el medio periodístico. Estos jóvenes ingresaron acreditados como prensa gráfica, eran fotógrafos, quienes hacían su labor sin contrato con su medio, sin paga, sin seguro y sin garantías. En el mundo del espectáculo, la gran mayoría hace fotografía, reportajes y escribe sin ningún incentivo más que la única satisfacción de ser publicado, reconocido y, principalmente, de disfrutar eventos importantes.
Esta es una situación que muchos hemos padecido al inicio de nuestra carrera. En mi caso, por años estuve en la fuente de espectáculos por amor a esta profesión, por compromiso, pasión y gusto, algo que ocurre muy a menudo en esta industria.
Pero este accidente es el resultado de una industria normalizada en la precariedad, esa que te hace creer que una acreditación a tu obra, concierto o festival favorito es suficiente como forma de pago. Que tu talento vale lo que dure una historia de Instagram.
Desgraciadamente, en esta ocasión le tocó a Berenice y a Miguel ser doblemente víctimas: de un sistema que normaliza la muerte, de autoridades que no protegen a nadie más que a la inversión privada, y de un gremio que, entre abusos y romanticismos, ha aprendido a sobrevivir con lo mínimo.
Descansen en paz Berenice Giles y Miguel Hernández.

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