Cuando fundamos Morena se respiraba mucha esperanza en todos: Veníamos de procesos históricos muy complicados con un empuje tremendo. Los fraudes electorales del 2006 y 2012 no nos doblegaron, las traiciones de los dirigentes del PRD y MC solo nos dieron oportunidad de reconstruir el camino a la transformación, pulir elementos esenciales de lo que no debería ocurrir en Morena e incentivar la participación democrática al interior, incluso definimos ser partido movimiento con la finalidad de nunca perder la esencia que nos caracteriza.
Aprendimos a caminar las calles casa por casa sin descanso, con el único incentivo de saber que estábamos en lo correcto y que, si no eran los ciudadanos libres e informados los promotores del cambio verdadero, no lograríamos el cometido.
Cientos de miles salimos a diario para construir y materializar después de tantos años el triunfo del 2018, aquí no hay militante de base que no haya aportado su granito de arena a la causa de la justicia y a la lucha social.
Nos enfrentamos con verdaderos monstruos que violentaron nuestro paso constante a la democracia, enfrentamos violencia de muchos tipos: Guerra sucia, vejaciones, detenciones y represión. Los medios de comunicación buscaban confrontar al grueso de la sociedad contra quienes luchamos por la causa justa.
Morena no se ha corrompido, quienes se corrompen en lo amplio del concepto son los dirigentes que deciden pasar por encima de los Principios y los Estatutos de nuestro partido, esos documentos básicos que nosotros escribimos y decidimos respetar a cabalidad, los grupos al frente los utilizan a conveniencia, cierran los procesos internos y se pelean la dirección de nuestro partido, porque hoy, estar al frente del partido representa tener la posibilidad de designar de manera antidemocrática carteras vacías y candidaturas, que responden al mero estilo del dedazo y la imposición, que se acuerdan en lo obscurito y se engaña con el manto de las encuestas, se permite la injerencia de personajes no gratos que siempre despotricaron contra el movimiento y contra Andrés Manuel, ahora son arduos defensores de la Cuarta Transformación, mientras que a la militancia se le deja en el abandono.
Se contratan mercenarios al servicio de los grupos políticos y al militante que conoce y vive bajo los principios fundacionales se le rechaza y se excluye, porque representa un peligro para las estructuras verticales.
Los partidos políticos cuando se institucionalizan tienen dos opciones: O mantener el formato democrático y lograr acuerdos entre todas las fuerzas políticas internas, o constituir una élite oligárquica que toma decisiones por encima del grueso de la militancia.
El hecho es, que en nuestro partido se han despedazado los órganos estatutarios que medianamente garantizaban una democracia indirecta y que mantenían hasta cierto punto los equilibrios en la toma de decisiones, estos órganos fueron suplidos por estructuras verticales en los Comités Estatales, donde se nombra desde el Comité Ejecutivo Nacional a un delegado en funciones al servicio de un grupo de interés, para que mantenga el control político del partido y garanticen el triunfo de la élite. Hoy sin vergüenza alguna incluso desde las dirigencias se expresa la necesidad de involucrar a los enemigos en morena, para que “No nos hagan daño desde el exterior”, ¿A nosotros o la clase política privilegiada?
Tomás Pliego, delegado en funciones de presidente del Comité Ejecutivo Estatal de Morena en la Ciudad de México mencionó en una reunión la semana pasada.
“Tenemos que abrir, compañeros la puerta de Morena, tenemos que sumar, sumar y sumar, a muchos a todos los que se quieran meter a Morena, incluso si en los procesos pasados compitieron en contra nuestra, si actuamos con sectarismo y nos cerramos no nos va a ir bien, eso hay que empezarlo a hacer ahorita ya, hay que empezar a sumar ya”.
En un contexto donde la dirigencia se niega desde hace 5 años a afiliar a los simpatizantes de nuestro movimiento, pero que abre las puertas a quienes no solo actuaron contra nuestro movimiento electoralmente y se opusieron a la candidatura de Andrés Manuel, sino impusieron reformas estructurales que sentenciaron a nuestro país al saqueo progresivo de nuestros recursos naturales, pactaron con gobiernos extranjeros con la intención de generar jugosos negocios a costa del pueblo, entregaron las minas, las playas, el petróleo, el agua, aprobaron impuestos contra la población, se llenaron los bolsillo a través de la corrupción, abusaron del poder público en los diversos encargos, mediante el nepotismo impusieron familiares y amigos en los cargos públicos, sometieron al país a un nivel de violencia trágico, reprimieron a maestros, trabajadores, estudiantes y se creyeron intocables; envenenaron a nuestra población con la guerra sucia y cancelaron las vías democráticas de participación entre otros tantos males. Hoy con el falso estandarte de que se han revindicado y bajo la bandera de la supuesta honestidad buscan espacios al interior de morena para seguir con sus mañas y sus malas prácticas. Los mismos de siempre cambian de camiseta para mantener los encargos y privilegios.
Prosigue el delegado en funciones en esa reunión:
“…Son aliados más o menos sólidos, pero son aliados ¿En dónde preferimos que estén allá o acá? Por supuesto que no le vamos a dar a uno de estos personajes el partido, ni vamos a permitir que lleguen a una asamblea con 2 mil personas para que arrasen o barran, tampoco vamos a permitir eso, pero no podemos nosotros compañeros cerrarnos porque la cosa en el 2024 va a estar bien complicada…”
En la visión obtusa de la élite estructural la militancia de base siempre será base, para ellos el movimiento no tiene capacidad de generar liderazgos que mantengan el motor de la Cuarta Transformación, las estructuras de militantes somos peones que entregan periódico y tocan puerta por puerta que no tienen posibilidad de dirección, la dirigencia tiene muy enquistada la idea de que sin ellos (las cúpulas) este partido no funcionaría, sin embargo esto es al revés, la verticalidad y el abandono de la militancia ha provocado la desmovilización y desde una base muy politizada se ha establecido una suerte de inacción no solo por el descontento y el desánimo generado por la cúpula sino en una especie de manifestación y resistencia pacífica a la que estamos acostumbrados, pero el órgano dominante está dormido, buscando alianzas totalmente reprochables. No se dan cuenta que el descontento de la militancia es natural y que los promotores de la democracia quienes somos la base orgánica del partido no estamos de acuerdo con las imposiciones, la dedocracia y la verticalidad impuesta.
La Convención Nacional Morenista agita a las bases, da herramientas a los Consejos Estatales electos en 2015, revive la vida Institucional del partido, y no es como pretenden algunos descalificar aludiendo con la frase “el movimiento de John”, sin duda es el compañero más visible que ha decidido utilizar su presencia y personalidad para dar voz a quienes las dirigencias se rehúsan a escuchar sin embargo, en este renacer de la esperanza interna de rescatar a nuestro partido coexistimos, simpatizantes, militantes, dirigentes sociales, líderes, consejeros e intelectuales.
El Dr. Ackerman cumplirá con la primera parte que consiste en mediatizar e impulsar la decisión de los militantes de no darse por vencidos y continuar el proceso de democratización, seremos entonces las bases la continuidad de la 4 Transformación, defendiendo el legado de lucha histórica y el legado de nuestro presidente Andrés Manuel.
Aquí estamos de pie quienes construimos este movimiento de esperanza de la mano de Andrés Manuel López Obrador, no nos rendimos, no nos vencemos, no nos doblegamos y no nos corrompemos, somos la base quienes crecimos con los ideales de un mejor país, quienes nos educamos bajo los principios de la disciplina participativa, de la protesta social de las luchas constantes, no cedemos nuestras fuerzas ni nuestras conciencias a quienes ahora ven en nuestro partido su trampolín político y su continuidad en las esferas del poder, sin reconocer que el movimiento se fundó para terminar con la corrupción, para enarbolar lo más alto de la democracia y revivir los anhelos y las esperanzas de los mexicanos.
Es menester de quienes somos partidarios de la transformación, regenerar Morena de abajo hacia arriba, reconstruir la vida democrática, promoverla y levantar las estructuras. Esto solo es posible si se fortalece la democracia interna, mediante la movilización de las bases.
Traigo a colación oportunamente una reflexión sobre los procesos revolucionarios, que expresó nuestro Presidente en Cuba, si lo vemos en el contexto actual y a su justa dimensión entenderemos el origen de la movilización al interior de nuestro partido.
“Yo nunca voy a participar con golpistas que conspiran contra los ideales de igualdad y fraternidad universal, el retroceso es decadencia y desolación, es asunto de poder y no de humanidad, prefiero seguir manteniendo la esperanza de que la revolución renazca en la revolución, que la revolución sea capaz de renovarse para seguir el ejemplo de los mártires que lucharon por la libertad, la igualdad, la justicia, la soberanía y tengo la convicción y la fe que se están haciendo las cosas con ese propósito, de que se haga la nueva revolución en la revolución”
El esfuerzo denominado Convención Nacional Morenista da un nuevo aire a nuestro partido, pues en Morena estábamos sentenciados a una inamovilidad provocada por las dirigencias ante la falta de democracia interpartidista.
Por todo ello, militantes de base de Iztapalapa invitamos a todos los simpatizantes y militantes de convicción a que luchamos por una verdadera transformación.
Te esperamos, el sábado 28 de mayo a las 12:00 hrs se llevará a cabo la Convención Morenista en Iztapalapa la cita es en el Centro Cultural Iztapalapa. Combate de Celaya S/N, UH Vicente Guerrero, Iztapalapa, Ciudad de México.
¡Aún estamos a tiempo de rescatar Morena, triunfaremos!
Hacemos comunicación al servicio de la Nación y si así no lo hiciéramos, que el chat nos lo demande.
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