En días recientes se cumplieron los 100 días del gobierno de la presidenta Claudia Sheinbaum o como ella le llama, el segundo piso de la cuarta transformación, la continuidad del movimiento político y social qué cambió la realidad de millones de mexicanos en nuestro país.
Hasta antes de 2018, último año en que gobernó la derecha encabezada por el PRIAN, parecía inimaginable que algunas de las mayores contribuciones realizadas por este gobierno, fueran posibles. La disminución de la desigualdad, el aumento al salario de los trabajadores, el fortalecimiento al campo mexicano, los programas sociales como “Jóvenes construyendo el futuro”, el apoyo a adultos mayores y en general un presupuesto destinado al beneficio de instituciones públicas al servicio de la población, antes era utilizado para enriquecer a una cúpula tanto política como empresarial, que era ajena a las necesidades más apremiantes del pueblo.
Las críticas realizadas al nuevo gobierno y al del presidente López Obrador, las auténticas, basadas en argumentos y pruebas, son importantes y necesarias dentro de un régimen democrático a diferencia de lo que ocurría en los mandatos del PRI y luego del PAN en donde, siquiera pensar en estar en desacuerdo, implicaba poner en riesgo la vida. Por eso es que ahora resultan inverosímiles los sesudos análisis de opinólogos de la oposición, cargados de palabras domingueras, en donde con ademanes y discursos previamente ensayados, lanzan flechas repletas de veneno, dirigidas a la cabeza de los más distraídos, con las consignas que se volvieron típicas en su arsenal de mentiras: autoritarismo, represión, demagogia, corrupción y agregaron, por supuesto, las correspondientes a las que implica tener como dirigente a una mujer: sumisa y títere, en un afán de aludir la falta de carácter y la rendición de cuentas al ex presidente López Obrador, como sí ocurría bajo los gobiernos del PRI, que no tuvo rival político y que mantuvo el control de las dos cámaras y todos los gobiernos estatales por décadas. Son ellos, con esa tradición cuasi imperial, quienes ahora pretenden emitir esos juicios de valor. Los descendientes de la dictadura perfecta.
Proyectos de inversión de la iniciativa pública y privada.
Se anunció, con beneplácito, la inversión de parte de Amazon Web Services de $5,000 millones de dólares y un plan de desarrollo basado en tecnología que impacte a la economía del país hacia el año 2030. Se expuso ante empresarios de la iniciativa privada, los dueños del capital, el llamado “Plan México”, que tiene como meta, entre otras, colocar a nuestra nación en el top ten de las potencias a nivel mundial. Se reafirmó, ante un zócalo capitalino repleto de seguidores de la presidenta, la convicción nacionalista y de cero entreguismo ni sobajamiento, frente a los embates y amenazas económicas de Donald Trump, quien se encuentra a menos de una semana de asumir su segundo mandato como presidente de los Estados Unidos y quien ya ha anunciado la creación de un organismo para cobrar intereses a quien comercie con EUA desde el extranjero.
Mientras el gobierno de México realiza convenios que beneficien a todos los mexicanos y se encuentra en un pico jamás pensado de aceptación popular, la derecha mezquina trabaja en el proceso de crear nuevos partidos políticos que le resten, aunque sea de manera imaginaria, poder a la izquierda y que les devuelva un poco del dinero y el poder que perdieron desde 2018 y que se reafirmó el año pasado. Para como van las cosas, mientras exista un gobierno que vaya de la mano del pueblo, que siempre recuerde las crudas lecciones del pasado sobre un buen manejo del presupuesto y las buenas maneras de conducirse, con todo lo que ello representa, tendremos dirigencia con enfoque de izquierda para mucho rato, a pesar de los enemigos extranjeros, pero también al interior de nuestras fronteras.
Hacemos comunicación al servicio de la Nación y si así no lo hiciéramos, que el chat nos lo demande.
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