El caído emperador francés Napoleón Bonaparte encontraba insoportable su exilio en la isla de Elba tras la batalla de Leipzig (1814). Para organizar su vida, él realizaba recorridos a caballo en toda la isla; gozaba de la buena lectura; recibía las visitas de sus hermanos Paulina, Luís y José; y siguió relacionándose con quienes le apoyaban en Francia. Al mismo tiempo, Austria, Prusia, Rusia e Inglaterra, las potencias que derrotaron a Bonaparte, llevaron a cabo el Congreso de Viena (1814) que tenía como propósito la restauración de las antiguas monarquías y las fronteras europeas. Estas pequeñas vacaciones del poder le habían devuelto sus fuerzas, por lo que se embarca a bordo del bergantín Inconstant, acompañado de 600 hombres de su guardia y cuatro cañonescon rumbo a París dejando atrás la isla de Elba.
Un camino estupendamente escogido lo reúne con veteranos de las guerras napoleónicas inconformes con el monarca en el poder Luís XVIII, dando inicio a los Cien Días. La única acción realizada durante su gobierno, fue redactar el Acta Adicional a las Constituciones de los imperios, también conocido como la Carta de 1815, firmada el 22 de abril de ese mismo año, que buscaba otorgar derechos al pueblo francés, por ejemplo la elección de alcalde. Sin embargo, esta ley no cuestionaba el casi poder absoluto de Napoleón, por lo cual decepcionó a muchos. Los aliados en Viena declararon a Bonaparte “forajido” y se comprometieron a combatirlo hasta que fue totalmente vencido en la batalla de Waterloo (1815) por las fuerzas británicas, prusianas, austriacas y rusas. Esta batalla y el exilio de Napoleón a la isla de Santa Helena marcaron el fin del dominio francés sobre el continente europeo.
La idea de los Cien Días de Napoleón nos sirve como referente para comprender los primeros cien días del gobierno de la actual presidenta, la Dra. Claudia Sheinbaum Pardo. El pasado 12 de enero, ante un clima frio y de fuertes vientos, la mandataria rindió su informe sobre los primeros 100 días de su administración en Zócalo de la Ciudad de México, en el que hizo un balance de los logros económicos, sociales, educativos, seguridad e infraestructura. Así por ejemplo, sobre la relación histórica entre México y los Estados Unidos, enumerando la buena relación de los presidentes mexicanos y estadounidenses: Abraham Lincoln-Benito Juárez, Franklin Delano Roosevelt-Lázaro Cárdenas y Donald Trump-Andrés Manuel López Obrador.
¡Claro! Hay diferencias entre los cien días del emperador de los franceses y la presidenta de México. Él buscaba ser aceptado por las distintas potencias europeas, asegurando que no emprendería más guerras de conquista, aunque sus campañas militares provocaron una gran depresión económica, provocó bancarrotas y los que antes aplaudían su nombre por cualquier acto suyo, ahora maldecían su nombre, de modo que su imperio no se restableció. En cambió, Sheinbaum cuenta con el 79.1% de aprobación, de acuerdo con la encuestadora Demoscopia Digital, mientras un 11.7% desaprueba su desempeño, el 5.3% se mantiene indiferente, eligiendo la opción “ni aprueba ni desaprueba”, y un 3.9% no tiene una postura clara al respecto. A diferencia de los enemigos de Napoleón, que estaban organizados y contaban con ejércitos superiores. Los adversarios de la mandataria, intolerantes a las políticas sociales y con una visión organicista del mundo, están muy desorganizados y derrotados tras las elecciones del 2018 y 2024, no cuentan con el respaldo popular, pero cuentan con recursos económicos y espacios en medios de comunicación masivos que polarizan, desinforman y acusan a Sheinabum de “autoritaria subordinada a López Obrador, que opera desde las sombras”.
El humanismo mexicano, fundamento ideológico del movimiento de la Cuarta Transformación, dio como resultado la creación de un nuevo modelo económico mexicano que permita que más personas tengan un mejor acceso a la riqueza. La presentación del Plan México, en el que aborda una política integral de desarrollo económico equitativo y sustentable, que incluya la inversión pública y privada. Para potencializar la economía, por medio de la recuperación de los trenes y la reconstrucción del sistema de carreteras, permitirá la industrialización que unifique todas las regiones del país y promueva el bienestar de los mexicanos.
Como historiador, es imposible ser neutral e indiferente ante los acontecimientos. Hay que estar comprometidos con estos cambios, para estudiarlos, analizarlos y trasmitir nuestros conocimientos desde una perspectiva de cambio. Sobre todo para trasmitirlos a la ciudadanía, con el fin de que reflexione y que ame la historia, para tenerla como un referente básico y construya un mejor futuro.
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