Normalmente, el día de Navidad se utiliza para descansar, pasar tiempo en familia y reflexionar acerca de la importancia de estar juntos, ser amorosos y justos con todas y todos. Disfrutar de estos días también puede ser provechoso cuando llevamos nuestra reflexión más allá de si me he portado bien o si he actuado con alevosía.
Tal vez la primera impresión de esta reflexión te podría llevar a la explotación capitalista y cómo se asume que comprar te hace más feliz. Sin embargo, esta vez quisiera hablar de un tema aún más profundo y fundamental.
Sin duda, este año, que está a una semana de terminar, ha sido de muchos cambios para nuestro país y nuestra forma de comportarnos con las mujeres. No por nada, llegó nuestra primera presidenta a Palacio Nacional y ellas ocupan cada vez más espacios de relevancia en nuestra sociedad. Tan solo, en la actualidad, 13 de 32 estados están gobernados por mujeres, casi la mitad de la República Mexicana. Además, el partido más votado en las últimas elecciones está dirigido por una mujer, mientras que a partir del 10 de enero, la Fiscalía General de Justicia de la Ciudad de México estará a cargo de otra mujer.
Aunque este ha sido un avance importante en la visibilización de las mujeres en nuestro país, no basta con ello. Tan solo pregúntate, en estas fiestas decembrinas, ¿quién arregló la casa para la fiesta? ¿Quién preparó los alimentos? ¿Quién los sirvió? Cuando contestas estas preguntas, te das cuenta de que aún se necesitan cambiar muchas cosas. El rol de cuidadora sigue estando profundamente normalizado, casi invisible, y no solo en las fiestas, sino en la cotidianidad.
Es importante recordar que la división de roles no es algo natural ni inevitable; se construye desde la cultura, la educación y los hábitos familiares. Durante siglos, la figura femenina ha sido reducida a la responsabilidad doméstica y al cuidado de los demás. Si bien las mujeres han alcanzado logros históricos en la política y en otros campos, estas victorias no se traducen necesariamente en una distribución equitativa de los trabajos en el hogar. Es crucial que sigamos cuestionando esas estructuras que aún nos atan a estereotipos y desigualdades.
Según datos presentados por la organización Ola Violeta, el 66% de las personas que dedican su tiempo al trabajo no remunerado son mujeres, sin importar su situación laboral. Por ello, la temporada navideña suele ser la más pesada para ellas, pues enfrentan un agotamiento físico y mental aún mayor que el resto del año. Este esfuerzo desmedido es muchas veces invisibilizado, aunque impacta gravemente su bienestar.
Según la misma organización, esta carga de trabajo, acentuada por las festividades, suele provocar en las mujeres trastornos mentales como ansiedad, estrés e incluso burnout, que afecta de manera significativa su bienestar emocional y físico. Es momento de replantearnos qué entendemos por amor y responsabilidad. Cuidar la salud mental de las personas que queremos es crucial; en eso se refleja el verdadero cariño. Por ello, compartir las responsabilidades y las tareas domésticas debe ser una de las prioridades a mejorar en 2025.
No se trata solo de un gesto simbólico, sino de un cambio profundo que permita una convivencia más justa y equitativa. Este 2025, podemos comenzar por pensar que la igualdad de responsabilidades también es un acto de amor. Las tareas del hogar no deben ser una carga para nadie. Te invito a que reflexionemos sobre nuestro comportamiento y, aunque aún estamos a una semana de brindar por un próximo año, es un buen momento para comenzar a poner en práctica esos pequeños cambios. Inicia el nuevo año de la mejor manera, en familia y de forma equitativa, compartiendo la preparación de la última cena del 2024. Verás que los primeros alimentos del 2025 tendrán un sabor mucho más dulce, porque habrán sido preparados con el esfuerzo y el cariño de todas y todos
Solo entonces podremos decir que hemos dado un paso real hacia la equidad, no solo en las decisiones políticas, sino también en el día a día, en la casa, en los pequeños gestos que hablan mucho más de lo que imaginamos. Es momento de construir juntos un futuro en el que la igualdad no sea una lucha constante, sino una realidad compartida.
¡Feliz, saludable, reflexivo, amoroso y prospero 2025 para todas y todos!
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