La presidenta de México, Claudia Sheinbaum Pardo, ha dado un paso crucial hacia la democratización del Poder Judicial con la firma de dos importantes iniciativas que reformarán la forma en que se eligen jueces, magistrados y ministros. Estas reformas, dirigidas a la Ley General de Instituciones y Procedimientos Electorales (LGIPE) y la Ley General del Sistema de Medios de Impugnación en Materia Electoral, buscan garantizar un proceso democrático sin precedentes, en el que la ciudadanía tendrá un rol clave en la elección de figuras del sistema judicial.
Por su parte, Ernestina Godoy, consejera Jurídica de la Presidencia, detalló que estas reformas permitirán la elección de varios cargos importantes del Poder Judicial en una votación programada para el 1 de junio de 2025. Entre los cargos a elegir figuran ministros de la Suprema Corte de Justicia de la Nación (SCJN), magistrados del Tribunal Electoral del Poder Judicial de la Federación (TEPJF), magistrados del Tribunal de Disciplina Judicial, así como jueces de distrito y magistrados de los tribunales colegiados de circuito.
Un proceso democrático inédito para el Poder Judicial
En este proceso histórico, el Senado de la República emitirá una convocatoria general para que los tres Poderes de la Unión presenten candidaturas de jueces, magistrados y ministros. Cada poder formará un comité de evaluación compuesto por cinco personas reconocidas en el ámbito jurídico, con paridad de género, quienes evaluarán a los aspirantes y realizarán entrevistas públicas.
Estos comités seleccionarán los mejores perfiles para cada cargo: diez candidatos para ministros de la SCJN, magistrados electorales y magistrados del Tribunal de Disciplina Judicial, y seis para jueces de distrito y magistrados colegiados de circuito. Los listados serán remitidos al Senado el 1 de febrero de 2025, donde se aprobarán los candidatos definitivos.
El papel del INE y las obligaciones de los candidatos
El Instituto Nacional Electoral (INE) será responsable de varias tareas clave, como la aprobación de las boletas, la distribución del tiempo en medios de comunicación, y la organización de foros de debate entre los candidatos. Asimismo, se asegurará de que los aspirantes no reciban financiamiento privado para sus campañas.
En cuanto a los candidatos, podrán promover su candidatura a través de redes sociales y medios digitales, siempre y cuando no generen gastos adicionales. Se prohíbe la entrega de materiales utilitarios, y los aspirantes solo podrán difundir su trayectoria, méritos y propuestas para mejorar la justicia.
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