El Doctor Sócrates era un futbolista con una postura irreverente dentro y fuera de la cancha. No entraba en los cánones de las posiciones habituales, en sentido estricto no era un mediocampista o un delantero, tampoco un extremo, y menos un contención.
Era doctor porque en el club decía que estudiaba medicina, pero era futbolista porque en la facultad de Medicina decía ser jugador profesional, aunque en realidad todo parecía un gran pretexto para no practicar una cosa ni la otra, pues no le gustaba la disciplina de estudiar ni entrenar, pero con sus legendarios dones natos fue una leyenda de la cancha y un médico consagrado en la credibilidad de sus recetas.
Existe una especie de consenso histórico que la dictadura militar tuvo una duración del 1° de abril de 1964 al 15 de marzo de 1985, y que inició luego del golpe de estado de marzo de 1964 y el derrocamiento del gobierno democrático de Joao Goulart. Cuando el golpe, Sócrates Brasileiro Sampaio de Souza Vieira de Oliveira, mejor conocido como Doctor Sócrates era un niño de diez años, a quien conmovió intensamente ver a su padre llorar y quemar los libros de la biblioteca familiar por temor a ser detenido, encarcelado o desaparecido por su postura militante.
Ya en la universidad Sócrates no solo no era un estudiante formal, sino se fue entregando al activismo estudiantil que cuestionaba el régimen militar. Dictadura caracterizada por las violaciones a los derechos humanos, la ausencia de libertad de prensa y expresión, la represión a la oposición política y el anticomunismo como ideología, en un mundo donde permeaba la polarización de la Guerra Fría.
En España 1982 Sócrates fue capitán de una de las generaciones más talentosas dirigida por Telé Santana y con jugadores como Zico, Falcao, Toninho Cerezo, y Júnior en la cancha. Sin embargo Paolo Rossi de Italia se interpuso en el camino y Brasil no ganó la copa, pero ese esquipo fue recordado en el imaginario colectivo por su juego bonito. El futbol como manifestación artística se llama Brasil 1982 y Sócrates era el alma.
En México 86 volvió a ser el alma del último equipo verdeamárela que honró su tradicional estilo; en esa justa fueron eliminados el 21 de junio de 1986 por la Francia de Michel Platini en penaltis, en el que es considerado uno de los 10 mejores partidos de la historia del fútbol. La afición azteca tuvo muy presente que después de los sismos de 1985 el Doctor Sócrates fue un jugador que practicó la solidaridad genuina y portó en los juegos una banda en la cabeza con la leyenda: “México sigue en pie”.
Se podrían escribir libros enteros de las gestas de Sócrates en la cancha, pero su legado trascendió para situarse en la historia como un hito por su invención insólita: la Democracia Corinthiana.
Tras una serie de malos resultados que terminaron con la dimisión del presidente del Corinthians, en abril de 1982 nació la “Democracia Corinthiana”, un movimiento inédito e incomparable en el fútbol brasileño. Sócrates fue impulsor junto a otros compañeros con gran compromiso político como Wladimir, Casagrande y Zenon. Sócrates propuso como salida ante la crisis deportiva recuperar el orgullo construyendo lo colectivo desde la igualdad.
El método fue democratizar todas las decisiones, para que todos fueran incluidos en las mismas y todos las defendieran en los hechos. Si no se podía por consenso, se votaba entre todos los jugadores. Eso armó de fuerza interna al equipo, pues antes de cada decisión, sobre temas como la formación táctica, las alineaciones, la forma de encarar un encuentro, los estímulos o castigos, o hasta permisos para viajar, salir de la concentración, no jugar o ir al baño, primero eran discutidos en equipo y luego se definía que hacer respecto de cada cosa.
En el contexto de la dictadura militar, la Democracia Corinthiana tuvo una gran relevancia que irradió esperanza de la cancha a la tribuna, vislumbrando una manera distinta de afrontar la realidad. El movimiento no solo sirvió para democratizar el deporte nacional, sino también para concienciar a la sociedad brasileña contra la dictadura: en el dorso de la camiseta llegaron a imprimirse frases como “Democracia” y “Día 15 Vote” (en referencia a las primeras elecciones a gobernador en Sao Paulo). La época de la Democracia Corinthiana llevó a la plenitud deportiva. Corinthians, que antes del campeonato paulista de 1977 había estado 21 años sin lograr el título, logró dos consecutivos en 1982 y 1983 definiendo el título a favor las dos veces en la final frente al Sao Paulo FC y solucionó su situación económica.
Inventor de esta experiencia democrática casi única en el futbol, tras su retiro de las canchas Sócrates siguió siendo un bohemio, trasnochador e irreverente, no fue muy exitoso en su carrera como entrenador, pero abrió una clínica de medicina deportiva.
Su muerte fue tal y como Sócrates pidió en una entrevista de 1983: “Quero morrer em um Domingo e com o Corinthians Campeão” (“Quiero morir un domingo y con el Corinthians campeón”). La fecha fue en la madrugada del domingo 4 de diciembre de 2011 y esa misma tarde su equipo se proclamó campeón. Decenas de mantas ilustradas con su nombre -Doctor Sócrates-, ondeadas por la torcida lo recordaron para siempre, como la gran leyenda y alma del Corinthians. Un inusual precursor democrático.
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