Xóchitl Gálvez Ruíz, la candidata de la alianza PRI-PAN-PRD, vuelve a ser la protagonista de una nueva polémica en contra de una coyuntura donde la izquierda impulsa un cambio de régimen en el sector energético. El pasado 9 de marzo, la candidata participó en el Foro de Medio Ambiente en Monterrey, esto como parte de sus actos de campaña. Anuncio que de llegar a Palacio Nacional dedicaría los primeros seis meses de su gobierno a cerrar las dos refinerías Ing. Héctor R. Lara Sosa de Cadereyta, en Nuevo León y Francisco I. Madero, en Tampico. Aunque, esta última está ubicada en Ciudad Madero, Tamaulipas. La candidata de la derecha mencionó que no se trataba de una ocurrencia, sino de rigurosos análisis de expertos en la materia de medio ambiente, dado que el calentamiento global es un hecho real. También, propuso que cambiara el nombre de Pemex a “Emex”, es decir, Energías Mexicanas, que transformara la paraestatal como parte de su estrategia energética para producir electricidad a través de la generación de geotermia para reducir los altos niveles de contaminación.
Todavía cabe señalar que, la exsenadora panista aprovechó su tiempo en Tabasco en días pasados, para atacar a los trabajadores de la industria petrolera, a quienes calificó de “weyes” por no acabar la refinería de Dos Bocas; y a su contrincante electoral, Claudia Sheinabum Pardo, la candidata de la coalición Sigamos Haciendo Historia, por “aplaudir la construcción de Dos Bocas y guardar silencio cuando se frenó la inversión en generación de energía solar y eólica”.
Además de recibir críticas en redes sociales a sus fuertes carencias en conocimientos de materia energética, académicos, analistas, periodistas y políticos como: el académico de la Universidad Autónoma de Querétaro Ángel Balderas Puga; el politólogo y conductor de SinMáscaras Manuel Pedrero; el periodista Epigmenio Ibarra; y José Manuel Fuentes, analista y corresponsal de Capital 21 en las conferencias matutinas del presidente López Obrador. Todos coincidieron que dicha propuesta implicaría el despido de decenas de miles de trabajadoras y trabajadores de la industria petrolera que proveen a sus familias. Más aún, Cosme Leal Cantú, el alcalde panista del municipio de Cadereyta, quien busca reelegirse en el cargo, inmediatamente le refutó a Gálvez y advirtió en su página de Facebook “Que no le temblara la mano para defender a la Refinería de Pemex y que no se dejara del Gobernador, ni de ningún candidato. Estamos a favor de la modernización y de la instalación de filtros, pero nunca de la reubicación ni de clausura. Estamos listos para defender nuestra Refinería, tanto jurídicamente como con el uso de la fuerza pública, si fuera necesario. Cadereyta, estoy de tu lado”.
Por su parte, el presidente Andrés Manuel López Obrador escribió en sus redes sociales el pasado domingo, “Una persona dijo que había que cerrar la refinería de Tula, otra más dice que no, que mejor cerrar la de Cadereyta y la de Tampico. Hoy el presidente municipal de Cadereyta dijo que no permitiría que se cerrara la refinería de ese municipio. De modo que ya la libramos porque no se cerrará ninguna, dado que la de Tampico no existe. Recordemos no sólo al general Cárdenas sino también al presidente Adolfo López Mateos, que en 1960 nos advertía: No se confíen porque en años futuros algunos malos mexicanos identificados con las peores causas del país intentarán por medios sutiles entregar de nuevo el petróleo y nuestros recursos a los inversionistas extranjeros”.
Según datos del Observatorio de Inteligencia del Sector Energético (OISE), petróleo sigue siendo la fuente de energía más importante a nivel mundial. Es una mezcla de hidrocarburos que proviene de procesos naturales de descomposición de materia que se encuentra en el interior de la tierra y su explotación es un proceso complejo y costoso. Este energético forma parte de todos los ámbitos de nuestra vida para ser utilizado en su mayoría, para producir sustancias químicas, para hacer el plástico y es la base de las industrias manufactureras y de transporte.
Una vez iniciada la administración de López Obrador, se puso en marcha una política energética centrada en el control gubernamental de la industria y la inversión en infraestructuras relacionadas con el petróleo, como la refinería Dos Bocas y 15 centrales eléctricas de generación de gas y diésel. La industria petrolera genera el 40% de los ingresos públicos del país, lo que la convierte en un componente crucial de la economía del país. Además de contar con 8 refinerías (incluida la inaugurada de Dos Bocas, en Paraíso, Tabasco, y la de Deer Park, adquirida en el 2021 por la administración actual), el Gobierno de México sigue invirtiendo en fuentes de energía renovables, como el parque fotovoltaico Puerto Peñasco, en el estado de Sonora y la modernización de centrales hidroeléctricas.
La derecha mexicana no entiende que ellos son protagonistas de una lucha por la soberanía energética que tiene antecedentes a lo largo del siglo XX, en la que se busca darle al Estado mexicano el control total de la producción y comercialización del petróleo en territorio nacional. Hay que mantener la guardia muy bien puesta porque se buscarán los peros a la actual política energética, y sobre todo hay que mantener con vida los espíritus de Lázaro Cárdenas y Adolfo López Mateos para después de las elecciones del 2024, para que nadie intente entregar el petróleo y nuestros recursos a los intereses extranjeros.
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