8 de noviembre de 2023. Soy hombre afortunado. Vaya que lo soy. Lo digo yo, un tipo con suerte que se sueña jugando futbol con sus hijos y sobrinos en la Ciudad Deportiva de la Magdalena Mixhuca, pero que en realidad de eso ya llovió, y ahora es un viejo de 65 años que está despierto a las 2:30 de la mañana con la playera empapada a causa de esta nueva enfermedad respiratoria que acaba de pescar solo unos cuantos días después de salir de su tercer covid. Ahora el virus me tomó mal parado pues aún estaba recuperándome de una operación. “Esa cosa ya me agarró de su puerquito”, le dije a Pedro. ¿Qué hago despierto? Parte de mí, esa que llaman inconsciente, me tiró de la cama pues debo aprovechar la oportunidad que Los Reporteros MX me da para expresarme.
25 de octubre de 2023. Veinticinco minutos después de la medianoche llegó el animal. Con toda la fuerza de mil caballos apocalípticos entró para destruirlo todo. Técnicamente, Otis fue un huracán categoría 5, el único que ha tocado tierra con esa fuerza indomable desde el Océano Pacífico. Impío, arrasó con la bahía y lo que estaba ahí parado desde hace tantos años. De ese paraíso donde Liz Taylor y Jacqueline Kennedy se casaron con sus respectivos monigotes, poco quedó de pie. Bueno, solo, y por fortuna, las estructuras de edificios y casas, que quedaron como en obra negra, como esa negra medianoche, como negra es la muerte, como negra es la crueldad, como negra es la conciencia de esa clase de personas que hoy se hacen llamar oposición y que junto con los llamados medios tradicionales de comunicación no hacen sino mentir: “el dictador no llegó a Acapulco y todo fue una farsa”, “mejor se hubiera ido en helicóptero”, “eliminó el Fonden (Fondo Nacional de Desastres Naturales) y ahora no hay forma de apoyar a los guerrerenses”, “se gastó el dinero en sus programas y obras faraónicas”, “el dinero del Fonden se está usando para apoyar a Claudia”, “se murieron 16 personas en el hospital del IMSS por falta de luz eléctrica”, “la energía no llegará a Acapulco sino hasta febrero”, “no hay apoyo para las comunidades”, “han abandonado a los guerrerenses y ya pasó una semana”, “los militares no dejan entrar a Acapulco ni permiten llevar víveres a los pobladores”, “Acapulco será el Ayotzinapa de la 4T” (lo que sea que eso signifique), “el presidente no avisó que se venía una catástrofe (que nadie sabía que venía)”, “el presidente no se ha parado en Acapulco”… La mezquindad de los conservadores que odian al presidente y los astutos personajes que los manipulan para volverse a robar el dinero del pueblo no tiene límites.
28 de octubre de 2023. Desde su oficina, convertida en trinchera informativa, Andrés Manuel López Obrador habla del apoyo que se está dando a los acapulqueños.
“En primer término, les digo que no falta dinero, que hay presupuesto suficiente, precisamente porque ahora ya no se roban el dinero estos buitres o sus jefes, como era antes. Ya hay presupuesto suficiente para atender todas las necesidades del pueblo. Vamos a ayudar a todos los acapulqueños, a todos los afectados, y vamos de nuevo a poner de pie a Acapulco; ese es mi compromiso”.
[La ayuda para Guerrero será ilimitada, anunció AMLO, pero el Plan Integral de Reconstrucción tiene disponibles, por ahora, 61 mil millones de pesos].
19 de septiembre de 2017. En 2017 se nos movió la tierra dos veces. Una vez el 7 y otra el 19 de septiembre. Los mayores les recordamos a los más jóvenes del otro terremoto ocurrido también un 19 de septiembre, pero 32 años antes. Los mexicanos volvimos a demostrar nuestra solidaridad y capacidad de organización. Cientos de rescatistas improvisados levantamos los puños para pedir silencio cuando algo se escuchaba, quizás una persona bajo los escombros. Nos pasamos los escombros de mano en mano o llevamos comida bajo el sol, comimos polvo, tierra, pues la Tierra nos recuerda a veces que somos polvo y eso seremos. O agua, pues, como vimos, hasta los más feroces denostadores de este esfuerzo descomunal para recuperar al país, para lograr una verdadera Cuarta Transformación, fueron capaces de enviar a Acapulco, aunque sea, cinco garrafas de agua.
[En 2021, el presidente López Obrador había justificado la decisión del Senado de extinguir el Fonden, pues era un “barril sin fondo” del que se robaban los recursos y que no se atendían realmente las emergencias del país ni a los damnificados. Y así era pues hacia 2020 dicho fideicomiso había adquirido una deuda neta de 13 mil 123 millones de pesos].
30 de octubre de 2017. El títere impuesto como presidente luce su peinado distinguido. Su copete está en su lugar y no hay gallito que cante. Su rostro muestra un antinatural bronceado color naranja. Esta vez no estrena corbata, su ropa es casual y luce pulcra. No se ha ensuciado las manos. Nunca lo hace. La gente que lo rodea, fuera de sus guardias, no disfraza su enojo. Son los habitantes de Paredón, municipio de Tonalá, y a muchos se les nota aún la angustia sufrida por el terremoto de 8.2 grados que el 7 de septiembre destruyó sus casas.
Cínico, Enrique Peña Nieto les dice a los desconcertados damnificados que tal vez reciban 120 mil pesos, solo tal vez: “He pensado que grupos de cuatro o cinco familias que hubiesen perdido su vivienda, sobre todo donde hubo daño total, puedan unirse para que de forma conjunta vayan reconstruyendo las viviendas de quienes integran estos grupos de trabajo, estos grupos de cuatro o cinco familias. Creo que, si se organizan, a modo de tandas, como suele llamarse, y deciden entre todos construir una primera casa, se sortean la de quien, luego la que sigue, la que sigue, y así las cuatro casas y creo que trabajando en equipo pueden lograr la reconstrucción de sus viviendas”.
¡Madre mía!… Esos eran los tiempos del Fonden.
Hacemos comunicación al servicio de la Nación y si así no lo hiciéramos, que el chat nos lo demande.
Comentarios