La derecha en México se ha preocupado por mantener vigentes discusiones bizarras que debieron no sólo superarse en los actuales debates sino dejarse para el museo de antigüedades; sin embargo, es una persistencia, digna de mejores causas, la derecha todavía habla de derecho a la vida como sinónimo de prohibición al aborto, o de conductas antinatura y contra la evolución de la especie al matrimonio entre personas del mismo sexo.
A pesar de que las cuestiones morales de la derecha han sido el disfrazas de posturas más severas contra la población del mundo y especialmente contra los mexicanos; sin embargo, esas rancias posturas que tienen que ver con lo abstracto, sólo sirven de gancho para atraer la atención de una clase específica que se dice conservadora a partir d esos preceptos, así, automáticamente otorga un lugar secundario a la esencia del conservadurismo.
El alma del conservadurismo no es si se aborta legalmente o clandestinamente, porque para ellos es lo mismo sino lo que importa y lo han mostrado y demostrado a lo largo de la historia es la lucha por la reducción y exención de impuestos; el ataque frontal a la inmigración; la reducción a las responsabilidades del Estado; la privatización sistemática; la preservación del poder económico en manos de unos cuantos; mantener el control social a toda costa; la libre empresa, el libre mercado, etc.
La multiplicación de los medios ha servido para ampliar la tolerancia pero también para dar a conocer lo que no queremos saber, ahora sabemos lo que antes no nos importaba o lo que se desdeñaba. La proliferación de la información ha dado un lugar a la derecha decadente que de no ser por la tecnología no hubiera saltado de la agonía para rescatar la vida mediática. Ahora se sabe más de la derecha que antes, un conservadurismo sin máscaras, también a causa de los medios proliferados que permean en la sociedad.
Aparentemente se escoge la información que uno quiere degustar, la que provoca coincidencia más que interés; lo cierto es que junto con esos enclaves informativos están los otros, los que desde la perspectiva de la información se adhieren como lapa parasitaria. A las noticias reales, se les interrumpe con propaganda de la derecha, ya sea en el X, en youtube, en el celular, en el FB, en la televisión, la prensa, en la radio, etc.
La derecha ve la desigualdad como un estado natural de las cosas, en una especie de interpretación darwineana que tiene que ver más con la selva que con la política, y claman la libertad del individuo como si en la persona aislada pudiera expresarse esta condición.
Lo cierto es que la derecha desconoce la vida púbica, envuelve con melodramas la información, impone sentimentalismos a las injusticias, hace de problemas sociales anécdotas individualistas, exalta la singularidad de las historias ante los problemas sociales, pero sobre todo lanza el anzuelo de la defensa de la vida, de la antinatura de parejas del mismo género, la añeja aberración contra la educación sexual, como esquemas malignos que dañan a la sociedad, como se tratara de enfermedades contagiosas.
Lo redundante en este caso es en el fondo, la insistencia de que la población tenga miedo todo el tiempo, de los contagios, de la inseguridad, del comunismo, el Covid, de Dios. Así, para la derecha, sociedad que no tiene miedo no es sociedad, porque según esta imposición, la suma de individualidades no crea una conciencia común sino competencia, polarización, enemistades, contrincantes, etc.
Se instalan en el individualismo, el aislamiento, la segregación, la discriminación porque en su concepción del mundo no tiene cabida el auténtico ejercicio político.
Hacemos comunicación al servicio de la Nación y si así no lo hiciéramos, que el chat nos lo demande.
Comentarios