Ante un día frío, con llovizna a ratos, y pese al susto de un sismo durante la madrugada, 350 mil personas en Zócalo escucharon resultados de 100 días del gobierno de Claudia Sheinbaum y se empaparon de patriotismo.
En metro, contingentes, a pie, con familias y en solitario, ciudadanos de todas partes nuevamente llenaron el espacio que ha atestiguado grandes hechos históricos, políticos y culturales.
El primer cuadro de la Ciudad de México tuvo una atípica mañana de domingo. Los recorridos y paseos turísticos se sustituyeron por gente interesada en una presidenta.
Algunos buscaban agradecer apoyos, expresar respaldo y otros tantos asistieron con la idea de agendar una cita personal con la titular del Ejecutivo.
Mientras políticos, funcionarios, medios e invitados especiales iban tomando sus lugares, el ‘Colectivo Legado de Grandeza’ dio la primera y segunda llamada tocando éxitos de banda y mariachi.
La tercera llamada fue el Himno Migrante. Al terminar dicha melodía, con vestido de color rosa mexicano y flores bordadas en el pecho, salió el personaje esperado por la multitud.
Entre tambores, flautas prehispánicas y la porra “Presidenta, Presidenta”, la persona del día subió al escenario principal, que fue instalado debajo de la mítica campana de Dolores.
Durante una hora, los asistentes escucharon sentados el discurso. La calma subió y bajo entre anuncios y avances económicos, políticos, sociales, de infraestructura y la relación ante Estados Unidos.
Júbilo generó que la líder política -con un promedio de 80 por ciento de aprobación- reiteró que no aumentarán los salarios de funcionarios públicos durante sus sexenio.
“La comentocracia” , “escépticos” del Tren Maya, quienes “quisieran que fracasáramos en seguridad” y el ex presidente Ernesto Zedillo fueron señalados por quien lleva 104 días en el cargo -los 100 días se cumplieron 96 horas antes-.
La ex líder estudiantil -en los 80s y 90s-, anunció entre aplausos que presentará al día siguiente el nuevo modelo para la educación superior y, antes de terminar enero, la iniciativa para prohibir la siembra del maíz transgénico en la nación.
El momento clímax llegó hacia el último tramo. Entre destellos de sol, quien dirige la relación de México con otras naciones arengó indirectamente contra los Estados Unidos.
Los hermanos migrantes en EU -aproximadamente 12 millones- son “héroes y heroínas”, calificó. No olvidan a sus familias y a su patria y nosotros tampoco los olvidamos. “Los Defendemos”, subrayó.
Sheinbaum declamó en voz alta, como si le estuviera gritando al viento, al mundo, a los mexicanos, y a Donald Trump: “nos coordinamos, colaboramos, ¡pero nunca nos subordinamos!”.
La respuesta de las voces enardecidas fue “¡México, México!”, al tiempo que varios -incluidos funcionarios y miembros del gabinete- levantaron su puño hacia arriba y abajo.
Posteriormente, al Zócalo, ya hecho una entidad integrada por miles de personas, no le restó más que entonar el himno nacional en medio de papeles tricolores que fue liberados.
La también académica mandó abrazos desde el escenario, saludó sonriente, y se dirigió a despedir el lábaro patrio escoltado por militares. Todo ello entre pausas para tomarse selfies solicitadas o simplemente abrazar a sus compañeros de movimiento.
De a poco, la funcionaria dejó de ser visible e ingresó a Palacio Nacional. De fondo, cual tema de cierre en cine, retumbó el Himno Migrante. “Cambiamos de lugar no de bandera. Verde, blanco, rojo lo llevo en las venas…”.
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